Córdoba

Trasplante de pelo: los andaluces se desmelenan en Estambul

  • Algunas clínicas de Turquía reciben cientos de peticiones de todas las provincias, sobre todo Sevilla, Cádiz y Córdoba para la moda del implante de pelo

Fase de implantación en la clínica

Fase de implantación en la clínica / S. G. S.

En los últimos años, las ofertas turísticas han afinado, y mucho, buscando nuevos receptores, nuevo público, y para ello han ofrecido novedosas y originales propuestas. Turismo de castillos, ahora que ha vuelto Juego de Tronos; turismo de bodegas, mejor que conduzca otro; turismo musical, coleccione pulseras de los festivales; turismo literario, que le pregunten a los vecinos del Valle de Baztán. Y también turismo sanitario, viajar, conocer otros lugares y encima volver mejor, físicamente. Turismo que, a su vez, se ha ido definiendo y especializando. Y así ha surgido el turismo capilar, que está patrimonializado casi exclusivamente por Turquía.

Las turbulencias políticas de los países árabes, aderezadas con salvajes atentados, provocaron una profunda crisis en el sector de todo el entorno geográfico. Turquía no escapó del contagio y padeció los efectos, muy especialmente.

Para recuperar al viajero perdido, el gobierno otomano ideó una estrategia basada en el concepto Turquía como destino sanitario/estético, o más concretamente como Turismo Capilar. Y así, impulsó la puesta en marcha de clínicas especializadas –tal vez haya ya más de 500–, la mayoría de ellas en Estambul, que han conseguido en muy poco tiempo afianzar una marca y un destino de referencia, basada en una oferta que se erige sobre unos pilares tan sólidos como concretos.

En primer lugar, Turquía, Estambul, es de una belleza innegable, cuna de la Historia, además de seguro. En segundo, el precio: no tienen competencia con lo que se puede encontrar en otros países, incluido España. Unos 2.000 euros, con alojamiento incluido. Y, tercero, como gran baza: la calidad de las intervenciones. Pelazo al canto.

Por unos 2.000 euros, alojamiento incluido, uno puede hacerse un injerto de pelo

Turquía, como país, guarda muchas similitudes con España. Ambos han sido paso, crisol y peaje de diferentes culturas y pueblos; son grandes focos culturales, patrimoniales, producto de esa milenaria fusión; incluso geográficamente se dan un aire. Los dos países conviven entre el pasado y el futuro, entre la tradición y externalización. Y, sobre todo, actualmente son el puente entre dos continentes, la entrada a Europa. España es la puerta africana y Turquía la asiática.

Sin embargo, en España no hay una Estambul, aunque Madrid o Barcelona pueden llegar a jugar un papel parecido, no es comparable con el peso de la capital turca. Estambul es una mega urbe que fusiona, casi sin previo aviso, Londres con El Cairo. Es decir, un inmenso espacio geográfico y poblacional, se estiman que sobrepasa los 15 millones, en el que se dan cabida, al mismo tiempo, el pasado y el futuro, las callejuelas con las grandes avenidas, el regateo con las altas finanzas.

Ayax Ruiz, gaditano de Arcos de la Frontera, se sometió a un tratamiento de implante capilar hace más de un año y los resultados son más que evidentes –ya lo fueron a partir del sexto mes–. Ayax llegó a Turquía por eso que conocemos como “boca a boca”. Se lo contó un “amigo”. Y a ese amigo se lo contó otro amigo, y otro amigo, y otro amigo, hasta componer una de esas cadenas que terminan siendo tan resistentes.

Ayax Ruis después de la operación Ayax Ruis después de la operación

Ayax Ruis después de la operación / S. G. S.

Abrazados, como estamos, a lo virtual, en muchas ocasiones ese boca a boca lo encontramos en los foros de internet. Tras conversar con Ayax buscamos el nombre del doctor que había realizado su intervención, Emrah Cinik. La inmensa mayoría de los comentarios encontrados en los foros son muy positivos y el grado de satisfacción de sus pacientes, muy elevado.

Cinik visitó Andalucía hace un año y lo primero por lo que llama la atención es por ser la mejor imagen de su marca, menudo pelazo gasta. En esa reunión informativa, buena parte de los asistentes iban acompañados de sus parejas, por lo que la “alopecia” es un asunto de dos (aunque solo la padezca uno).

Más de 500 andaluces ha pasado ya por la clínica FueMedicalCenter de Turquía

En la citada sesión, José Lucena, de FueMedicalCenter, la empresa de profesionales que sirven de enlace y asesoramiento de la clínica de Cinik en España, explica con detenimiento el tipo de intervenciones. FUE, que es el trasplante capilar más conocido, o DHI, que básicamente consiste en cubrirte con tu propio pelo las “entradas”. También comenta los precios, entre “2.000 y 3.000 euros”, que es la DHI, desplazamientos, hoteles, intervención y revisiones incluidas. También detalla la técnica empleada, y para ello se vale de expresiones tales como “zona donante”, “folículos” “grafts” o “densidad”, que pueden entenderse como la Santísima Trinidad del trasplante capilar, y que se puede resumir en algo parecido a tener un buen y poblado cogote con el que traspasar pelo de un lugar a otro. Porque no todo el mundo puede someterse a un trasplante capilar, algo que mucha gente desconoce.

Gonzalo Benítez, un andaluz de Sevilla de 38 años, no duda en reconocer que ha decidido someterse a un tratamiento de implante capilar por “acabar con años de complejos” que, tal y como confirma José Lucena, de FueMedicalCenter, es la razón principal que indican la mayoría de los pacientes, aunque en un principio esgriman “que no tienen ningún tipo de complejo”, que suele ser la prueba más evidente de que los tienen. Esta realidad ha propiciado que el Turismo Capilar tenga ese componente que en su día tuvo la extinta “mili” o que sigue teniendo la “luna de miel”: hay quien sale de su zona geográfica y toma un vuelo por primera vez para “ponerse pelo”.

Gonzalo Benítez en las pruebas previas al implante Gonzalo Benítez en las pruebas previas al implante

Gonzalo Benítez en las pruebas previas al implante / S. G. S.

Recibida y asimilada la información, con un diagnóstico muy favorable, 2.000/2.500 folículos, lo que debe suponer un 100% de efectividad (este diagnóstico lo realizan a través de unas sencillas fotografías enviadas a través de WhatApps), Gonzalo viajó a Turquía hace unas semanas para someterse a un trasplante capilar.

Vuelo directo desde Málaga hasta el nuevo y espectacular Aeropuerto Internacional de Estambul, que ya es uno de los mayores del mundo, donde un chófer lo recoge y lo conduce al hotel. El primer día es libre, y la ocasión perfecta para disfrutar del Estambul monumental, la descomunal Santa Sofía, la bellísima Mezquita Azul, la Torre de Gálata o para visitar el gran Bazar, compras y regateos varios mientras le relatan las últimas hazañas de Messi o Cristiano.

Y llegó el gran día. Traslado a la Clínica de Cinik, tan reluciente como el aeropuerto, donde tras una cita con el propio doctor, en la que le explica los detalles de la intervención y le traza la línea frontal (hasta donde te van a poner pelo, para entendernos), le extraen sangre para una analítica, Gonzalo ya está preparado para su trasplante capilar. Como precaución, y siguiendo el consejo de un “amigo”, otra vez ese “amigo”, ha contratado una preanestesia para sobrellevar mejor el pinchazo inicial (que le ha incrementado el precio en unos 300 euros).

Ante sí, entre seis u ocho horas de intervención, en las que Gonzalo duerme, se le cierran los ojos un par de veces, ve la tele, toma un zumo y come un par de galletas, mientras trasladan folículos, o raíces de pelo, del cogote, o zona donante, a las zonas despobladas. A continuación, a lucir durante un día esa cinta que ya se ha transformado en la imagen icónica de los implantes capilares, que habría sido muy del gusto del McEnroe de la época, y cuyo objetivo es impedir tener una hinchazón temporal, producto de la anestesia.

Casi veinticuatro horas después, Gonzalo dice sentir más incomodidad que molestia, sobre todo a la hora de dormir, como consecuencia de la postura. Durante varios días deberá emplear una almohadilla quirúrgica. En su tercer día en Estambul, y primero tras la operación, Gonzalo regresa a la Clínica de Cinik para una revisión. Todo en orden, como estaba previsto, ya puede viajar. Esa misma tarde regresa a España, con sus costritas, los regalos comprados en el gran Bazar y un kit compuesto por espumas y champús con los que se seguir, adecuadamente, con el postoperatorio.

Toca esperar, tres o cuatro meses en el que el pelo nace y cae y vuelve a nacer, ya el definitivo, hasta ver los primeros y llamativos resultados, a los seis meses aproximadamente. Ayax Ruiz cuenta que, en su caso, el resultado final llegó un año después, más o menos, aunque a partir de los seis meses “eran ya muy evidentes”. Ahora, según él mismo cuenta, tiene “más pelo del que nunca he tenido en mi vida”.

apertura de canales por el doctor Emrah Cinik apertura de canales por el  doctor Emrah Cinik

apertura de canales por el doctor Emrah Cinik

En los dos años que llevan trabajando, FueMedicalCenter ha gestionado ya más de 500 implantes capilares de andaluces. José Lucena especifica que han atendido, en este tiempo, unas 6.000 peticiones de información, de toda España y Latinoamérica. Con respecto a la procedencia de las consultas andaluzas, José apunta que sevillanos y malagueños, en primer lugar, y cordobeses y granadinos, en segundo, son los que más demandan información.

En cuanto a las edades, la franja entre 35 y 45 es la prioritaria, siendo hombres la mayoría. La aclaración viene motivada porque también hay mujeres que viajan a Turquía con este propósito, sobre todo para “ganar densidad”, explica José. Y

Los implantes de barba, bigote o cejas también cuentan con demandantes. Hay pelo más allá de la testa

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Hablan más de anécdotas que de incidencias reales. La maquinaría está bien engrasada. De hecho, comentan que en la embajada cuando les preguntas al respecto suelen responder con un mordaz: “a los calvos no les vemos el pelo en Estambul”. En cuanto a problemas médicos como consecuencia de la intervención, casi inexistentes si se siguen las recomendaciones y los consejos señalados por los doctores.

Casi todos los lugares pueden ser destinos turísticos de referencia si se ofrece un producto atractivo y de calidad. Hay que buscar el hueco. Turquía es un magnífico ejemplo, ya que ha sabido sumar a su valor añadido, su exotismo y su gran oferta patrimonial, un servicio especializado, muy demandado en la actualidad. O sea, disfrutas de un país muy bonito y vuelves con pelo. Eso sí que es rizar el rizo, nunca mejor dicho, después de tantas veces que nos lo han tomado. El pelo, digo.

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