José Luis Valverde. Ex parlamentario europeo y catedrático de Derecho de la UE

"Hay que armarse contra esa enfermedad mental que es el nacionalismo"

  • Ha publicado el libro 'Europa. Pensamiento y acción. 1945-2012', que presenta estos días, un ensayo sobre la construcción de la Unión Europea y su futuro

-Con la crisis nacional, ¿se ha desdibujado aún más el concepto de Europa?

-Sobre todo se ha producido una distorsión en la opinión pública. Lo que está ocurriendo es que en vez de asumir la realidad dura de la crisis siempre se desvía parte de la atención a un tercero. Es fácil decir que la responsabilidad la tiene Bruselas o Europa. Lo que ha circulado es que es una crisis de la UE pero lo que hay es una crisis de buena parte de los países europeos. Donde hay que buscar las causas es donde están: son los gobiernos nacionales los que, con su comportamiento poco responsable, se han gastado más dinero del que tenían y han quedado endeudados de una forma escandalosa.

-Más que crisis de Europa, de lo que más se habla es de crisis del euro.

-Sí, se habla mucho, pero es todo lo contrario. No hay absolutamente ninguna crisis del euro, que está muy fuerte en el ámbito internacional, un 30% revalorizado por encima del dólar y es la divisa que ocupa más del 60% de las transacciones comerciales.

-¿Por qué se utiliza como cabeza de turco?

-Porque nos olvidamos de las ventajas tan enormes que nos ha traído a todos los ciudadanos. Tenemos el euro en el bolsillo pero no somos conscientes de una estructura como la unión económica monetaria. Ahora tenemos una inflación que ronda el 3% y antes de entrar España en la UE estuvimos entre el 18%, el 24% y hasta el 26%, con lo que eso supone de pérdida del poder adquisitivo para un salario medio. Desde que salió el euro los tipos de interés de los préstamos bancarios se redujeron a menos del 3%. Mi generación compró casas o puso negocios con préstamos con intereses entre el 18% y el 32%. Si mi hijo tuviera que pagar el 18% no sé qué pasaría. Además, antes los gobiernos cada vez que se encontraban en una situación como la actual devaluaban la moneda. La peseta llegó a sufrir devaluaciones del 30%. Si podías comprar un kilo de pan, con el mismo dinero comprabas sólo 700 gramos. Si se miran los beneficios, el euro ofrece una seguridad económica increíble.

-Ahora hay en muchos grupos de ideología progresista un vuelta a lo local, casi al barrio.

-Sí, hay una vuelta a los nacionalismos, los regionalismos y los provincialismos. Un retroceso histórico lamentable. Después de la Segunda Guerra Mundial se vio que los nacionalismos de los distintos gobiernos nos conducían a guerras permanentes. Había una corriente de opinión que quería terminar con eso y de ahí surgieron los primeros proyectos de construcción europea y las primeras instituciones comunitarias con los objetivos de que no hubiera más conflictos armados y también de la cooperación económica. Mitterrand, en su testamento político en el Parlamento Europeo, terminó con la siguiente frase: "No olviden que el nacionalismo es la guerra". Eso tendría que ser un sentimiento compartido por todos los ciudadanos. Hay intentar armarse contra esa enfermedad mental que llevamos todos dentro y que es el nacionalismo.

-No sólo nacionalismos como el catalán o el vasco, también el nacionalismo español, el italiano, el francés...

-Ahora mismo en todos los países europeos hay una vuelta al nacionalismo y por eso no se está progresando. Por eso afrontar la crisis económica se está retrasando y no se están tomando todas las medidas. Hay que luchar contra ese retroceso. Porque eso es la vuelta atrás, la vuelta a las cavernas. Es ir contra la historia. Pero eso no es inevitable. Ése es el objetivo del libro, Europa. Pensamiento y acción, es una crónica global del proceso de construcción desde el inicio hasta nuestros días.

-El libro es una crónica, un ensayo general sobre la construcción de la Unión Europea, pero también un análisis para marcar el camino. ¿Cuáles son los principales hitos de esa ruta?

-El desafío es terminar el edificio de Europa y lo primero que hay que hacer es ir cediendo competencias esenciales. Lo primero es superar eso, porque los gobiernos se resisten a trasladarlas. El segundo punto es que Europa tiene que tener una sola voz en el ámbito mundial. Y el tercer elemento es que el presupuesto de la UE tiene que aumentar de forma significativa.

-Sin embargo se ha reducido.

-Sí, por primera vez en su historia y cuando estamos en una situación realmente catastrófica. La capacidad de actuación es mínima y sí se airea que se prevé que a España llegue menos dinero del Fondo Social Europeo. Si se reduce la aportación lógicamente todas las políticas se van a ver afectadas, pero sólo se transmite la imagen negativa. Hay que exigir a los Gobiernos que cesen en esa política de renacionalización.

-Con la crisis, ¿cómo ha cambiado la situación de España el puzle del mapa de Europa?

-Hemos pasado de tener una posición sólida y seria en el contexto de la UE a ser un país que está necesitando de una ayuda importante.

-Estamos ahora en la franja de los países pobres.

-Esa evaluación ya la habíamos superado y ha sido una sorpresa. No se esperaba que España pudiese entrar en los países de situación crítica económica. En los últimos años el aumento de la deuda ha sido galopante, y eso es lo que nos ha situado en una posición crítica, como Italia, Grecia, Irlanda o Portugal.

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