Córdoba

Ramadán: un mes para purificar el alma

  • Entre el 5 de mayo y el 4 de junio, los musulmanes celebran este año el mes sagrado del ayuno con el objetivo de limpiar todos sus pecados

Musulmanes en la Mezquita de Pedro Abad.

Musulmanes en la Mezquita de Pedro Abad. / E. D. C.

El noveno mes del calendario islámico es, para los musulmanes, el mes sagrado de la purificación del alma. Es el tiempo del Ramadán, un tiempo –en esta ocasión del 5 de mayo al 4 de junio– en el que limpian sus pecados con el ayuno, un ayuno en el que tienen prohibido comer, beber, fumar y mantener relaciones sexuales.

Abdul y Saliha componen un matrimonio procedente de Marruecos que reside en Córdoba desde hace más de diez años, aunque ella llegó a España antes que él. Abdul celebra el Ramadán y va todos los días a rezar a la mezquita At-Tawhid del Sector Sur. En cambio, Saliha reza en casa porque cuida a su pequeño hijo de dos años. Cuentan que es una etapa de comunidad y hermandad en la que todos los musulmanes pasan la fecha unidos y rezando juntos. No obstante, Abdul no puede acudir a la mezquita para realizar todos los rezos, porque trabaja. Los musulmanes realizan cinco rezos diarios –Fajr, Dohr, Asr, Maghred y la Isha–, que tienen horarios distintos cada día, dependiendo de la caída del sol.

Estos rezos cambian durante el mes santo. A las 23:00 aproximadamente se reza la isha –son cuatro oraciones– y, acto seguido, sobre las 23:45, se reza el tarawih de Ramadán –ocho oraciones–. La duración de las 12 oraciones es de una hora y media aproximada. Las oraciones del tarawih solo se rezan durante el mes sagrado islámico.

Dentro del mes del Ramadán, para los musulmanes es muy especial la Noche del Destino. Abdul cuenta que pasan toda esa noche rezando hasta que se hace de día. Es la llamada Noche del Qard, cuando Alá determina el camino del mundo para el próximo año, aunque no se conoce la noche exacta. También explica que, en algunos países, los hombres se van los últimos diez días del Ramadán a la mezquita, donde pasan día y noche, y celebran la Noche del Destino rezando. En su caso no puede llevar a cabo esta tradición religiosa porque “en otros países es fiesta o tienen vacaciones”, pero “aquí en Europa es muy diferente; no se puede hacer porque todos tenemos que trabajar mañana y tarde”.

El Ramadán es una época de purificación del alma, como dice Saliha, “ es sólo un mes de todo un año”, así que, “hay que aprovecharlo porque Dios nos limpia todos los pecados que hemos cometido durante el año; hacemos buenos actos para que Alá nos exima de todo lo malo que hemos hecho”. Además, los hombres se tienen que alejar de las mujeres y no pueden tener contacto. Saliha explica que, en cualquier casa árabe, “durante el día, no podemos acercarnos a nuestro marido, ni darle un beso, ni dormir a su lado”.

Como cualquier otra celebración, no puede faltar el aspecto culinario. Aunque sea un mes de ayuno, las familias preparan una gran variedad de platos para sofocar el hambre cuando anochece. Saliha, durante el mes santo, empieza a preparar la comida todos los días a las 15:00, y pan casero para tomar a la noche. Ella recomienda su harira, que es una sopa típica marroquí, preparada con garbanzos, carne, tomate y apio. También le gusta preparar el msemmen, que es similar al hojaldre europeo, pero tiene aspecto de crepe. Este postre se suele acompañar con un café o un té con hierbabuena. Otras comidas típicas durante el mes son el cuscús y los tajines –estofado, preparado con pollo o verduras y otras variedades–.

Zafar Rasheed explica que Dios recompensa a quienes cumplen el Ramadán de corazón

Por otro lado, es imprescindible, después de rezar el maghreb, tomar unos dátiles acompañados de un vaso de leche. “Es lo primero que tomamos todos los musulmanes”, añade Saliha. También aconseja que “lo mejor para entender el Ramadán es venir a mi casa y celebrarlo con nosotros”.

Desde pequeños, a los siete u ocho años, los musulmanes empiezan a conocer el Ramadán y realizan el ayuno un día o dos. Así, cuando tienen la edad suficiente, están preparados. Las niñas cumplen el mes sagrado cuando tienen la primera menstruación. En el caso de los niños, sobre los 12 o 14 años, cuando se considera que son suficiente mayores para ello. Cuando los más jóvenes hacen por primera vez el Ramadán, la familia celebra una fiesta la primera noche, para la que maquillan a las niñas y les compran ropa nueva. “Los niños tienen mucha ilusión por su primer Ramadán”, explica Saliha.

Musulmanes rezando en la Mezquita de Colón Musulmanes rezando en la Mezquita de Colón

Musulmanes rezando en la Mezquita de Colón / Lolo Agredano

Las mujeres embarazadas, los enfermos, los ancianos y los viajeros no tienen que cumplir con el mes santo. En el caso de los enfermos y los viajeros, Saliha cuenta que “es un crédito y tienes que devolverlo”, porque “si la enfermedad dura dos días, después tienes que cumplir dos días más de ayuno”. Con los viajeros ocurre igual, cuando viajan más de 100 kilómetros, comen el día de viaje, pero deben recuperarlo después. Abdul detalla que el día 4, cuando finalice el mes, será el día de la fiesta más grande.

En su víspera, harán un acto solidario que se llama Zakat al-Fitr. El azaque significa “aquello que purifica”, que se traduce al castellano como limosna, pero no es la misma concepción. No se trata de un acto aconsejable del islam, sino que es una obligación de cada musulmán. Para el azaque, lo normal es donar unos cinco euros por cada persona de la familia. Ellos donan 15 euros porque son tres. Su hijo, “aunque sea pequeño aún, también cuenta” y, si una mujer está embarazada, “también se cuenta el bebé que lleva dentro”.

Este dinero lo donan a las familias necesitadas que conocen, les compran comida o se lo ofrecen a la mezquita para que lo donen a quien más le haga falta. En el caso de las personas que sufren una enfermedad permanente y que no tienen que realizar el Ramadán, reúnen unos dos euros al día y, cuando termina el mes sagrado, también tienen que donarlo a otra familia.

Una de las enseñanzas morales del islam es el Silat al-Rahim. Se trata de un acto obligatorio, en la mayoría de los casos, en el que tienen que reunirse con los familiares y ayudarlos. El Corán pide cuidar la relación entre los de la misma sangre, porque “quien rompe con esta relación está maldito”.

Oración del viernes en la mezquita Al Morabito. Oración del viernes en la mezquita Al Morabito.

Oración del viernes en la mezquita Al Morabito. / Lolo Agredano

Es un mes que hacen reuniones, fiestas y cenas entre todos los familiares. Abdul y Saliha viven lejos de su familia, pero llaman a menudo a todos por teléfono. Ella explica que no todos cumplen el Silat al-Rahim, pero, quien cumple todo el Ramadán, no se salta esta tradición. Es muy especial porque “nos perdonamos los unos a los otros y solucionamos todas las discusiones”.

Para los rezos en Córdoba capital se puede asistir a la mezquita At-Tawhid –Sector Sur– y la mezquita Al Morabito –Jardines de Colón–, mientras que en el municipio de Pedro Abad se encuentra la mezquita Basharat. El imán de la Yamaat Ahmadía, Zafar Rasheed, cuenta que 50 musulmanes rezan a diario en el templo, “pero para el rezo especial de los viernes durante el Ramadán, ese número se duplica”. Rasheed detalla que el Corán permite a cada persona rezar según su disponibilidad y añade que “es preferible asistir sólo los viernes a la mezquita y hacerlo con buenas intenciones” que “cumplir el Ramadán por obligación”. El imán defiende que “Alá recompensa a quien lo hace de corazón” y cuenta que “es una experiencia para vivir todos en compañía y unidos”. “Se debe compartir con quien menos tiene. Además, dejar de comer permite alimentar el espíritu y la mente”, relata.

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