las claves

Una convención envenenada

  • Cónclave. La libertad de Puigdemont y el caso Cifuentes revuelven la cita del PP en Sevilla, donde políticos y militantes esperan infructuosamente que Rajoy dé pistas sobre su futuro

Una convención envenenada

Una convención envenenada

No podía empezar con peor pie la convención nacional del PP: Cristina Cifuentes, una de sus referentes, en el ojo del huracán, y, por otra parte, el mismo día del inicio fue puesto en libertad Puigdemont. Esta decisión no supone una buena noticia para el Gobierno porque da oxígeno a los independentistas.

La convención de Sevilla, sin embargo, estaba diseñada para reafirmar al PP como un gran partido; el principal con experiencia de Gobierno y con una estructura sólida que cubre todo el territorio frente a un PSOE debilitado por un dirigente que no acaba de encontrar su rumbo y que no cuenta con la confianza de las principales figuras del partido. Pretendía la convención confortar a unos militantes y votantes desconcertados, preocupados y desencantados, y darles ánimos ante la sangría de votantes que huyen a Ciudadanos (C's). Rajoy reconoce que ese trasvase existe, pese a que no comprende la apuesta por un partido inexperto y que cambia tanto de criterio, y veía en la convención una fórmula adecuada para demostrar la fuerza del PP, a pesar de que todos los analistas ponen el acento en su declive. Para desgracia de Rajoy, todo el empeño en la reunión de este fin de semana se ha visto socavado por la libertad de Puigdemont y por el malhadado máster de Cifuentes, y tendrá que dejarse la piel para recuperar la confianza de sus votantes.

Todos esperan que Rajoy cierre la cita con una medida de impacto económico-social

la ola naranja

Lo primero que hay que preguntarse es por qué Sevilla. En la calle Génova están convencidos de que Susana Díaz convocará elecciones en otoño y para el PP es fundamental hacer un esfuerzo superlativo para lograr un buen resultado en las autonómicas andaluzas. Eso pasa por obtener más escaños que C's porque, como confiesa un dirigente del PP, "si después del triunfo de Arrimadas en Cataluña, C's queda por encima en las andaluzas, la ola naranja se va a hacer con toda España, y hay que pararla no sólo porque el PP quedaría mortalmente herido, sino porque creemos que C's no es la mejor opción para presidir un Gobierno en España en este momento".

La intención de volcarse en Andalucía es lo que provocó que fuera la región en la que antes anunciaron los candidatos a las alcaldías de las capitales. Una forma de detener cualquier tipo de maniobra interna y para lanzar a la arena a los aspirantes.

no se abrirá el melón

Los participantes en la convención han acudido a Sevilla deseosos de participar en las reuniones, pero sobre todo de escuchar a quienes mandan en el PP para ver si puede conseguir algún dato de los planes futuros de Rajoy. Se puede apostar que volverán a casa igual que salieron porque el presidente del partido y del Gobierno no tiene la menor intención de desvelar nada. Algún colaborador muy cercano cree que Rajoy ya ha tomado una decisión, pero no la va a hacer pública hasta el momento oportuno; otros piensan que la decisión sobre ser o no candidato a la Presidencia en las próximas elecciones generales todavía no la ha tomado.

Sin embargo, sí parece que en su discurso de clausura de hoy anunciará alguna medida de impacto desde el punto de vista económico-social, lo que supondría un balón de oxígeno a un PP al que toda la oposición acusa de falta de sensibilidad social y que no ha valorado como gustaría al Gobierno el esfuerzo presupuestario para mejorar las pensiones más precarias. Pero abrir el melón de la sucesión no va a suceder y, además, Rajoy tendrá cuidado de que ninguna de sus palabras puedan ser interpretadas en clave de futuro, asegura un miembro de su círculo más cercano, quiebn añade que todo lo relacionado con la continuidad o no en ningún caso se desvelará hasta después de las autonómicas y las municipales, una vez se conozca el pulso del partido y la respuesta del electorado a las iniciativas que tome el Ejecutivo desde ahora hasta los comicios, así como a sus propuestas de programa.

las inquietudes de rajoy

A la convención asisten responsables nacionales y territoriales, y se planteó como un encuentro de trabajo en el que, además de cambiar impresiones y aportar propuestas para el "relanzamiento" -palabra que se pronuncia estos días y que indica que reconocen su caída-, se abordarán dos de las cuestiones que más preocupan al Gobierno y, concretamente, a Rajoy: la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y la situación de Cataluña. Por este orden.

La aprobación de los PGE significa que podrá cumplir los objetivos marcados, aparte de llegar sin sobresaltos al final de legislatura, mientras que para la cuestión catalana cuenta con los apoyos de Sánchez y Rivera; además, está convencido de que antes de que se cumpla la fecha límite habrá presidente independentista que no esté al margen de la ley y que aparcará la lucha secesionista.

Rajoy creía que Puigdemont estaba neutralizado porque la información que llegaba a La Moncloa era que tanto ERC como el PDeCAT estaban hartos de sus exigencias. La decisión del juez alemán cambia el escenario y ha sido motivo de especulaciones en las charlas de pasillo. Como con el caso Cifuentes. En cuanto a los PGE, la confianza de Rajoy en la palabra del PNV es total, y no duda de su respaldo cuando se levante el 155. Pero si no se produce lo que espera, un presidente en junio limpio de polvo y paja judicial, no se desactiva el 155. Y habrá que encontrar alguna medida para intentar que las cuentas salgan. Pero hoy por hoy Rajoy prefiere no estudiar nada que no sea que habrá Gobierno en Cataluña y desactivación del 155.

La convención ha debatido sobre Empleo y Pensiones, Constitución, Políticas Sociales, y Seguridad y Libertad, cuatro grandes temas que merecen ser analizados. Pero pocos se engañan: quienes participan en el cónclave intentan averiguar qué planes tiene Rajoy. No es cuestionado en el partido, es el líder y será aclamado como candidato si quiere seguir. Pero preocupa el nivel de rechazo y, si decide apartarse, con seguridad se escuchará un suspiro de alivio. Aunque se lo despedirá a lo grande y con lágrimas en los ojos.

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