Manuel Campo Vidal

Andalucía: riesgo sísmico-político

CAMPAÑA electoral en marcha. Lluvia de misiles dialécticos. Sismógrafos activados. Las elecciones las carga el diablo y puede pasar cualquier cosa. En Andalucía, el 2-D puede producirse un terremoto político. La placidez de las encuestas -"Susana ganará tranquilamente","las derechas unidas no suman para gobernar"- no garantizan los resultados de las urnas. "El elector cada vez decide más tarde; incluso el día de la votación", advierte Jose Félix Tezanos, catedrático que dirige el CIS. Catastrófico si el PSOE no supera el 30%.

Sería, sin duda, un terremoto, con posibles réplicas en España, que las derechas sumaran más que las izquierdas desalojando del poder al PSOE, acomodado desde hace casi 40 años. Rivera ya ha avisado de que si suman, adiós a Susana. Aunque en el PP no lo crean. Pero un temblor añadido se llegaría si esa hipotética suma de PP y Cs necesitara un escaño más para formar Gobierno: justo el que el CIS atribuye por Almería a Vox. Menuda papeleta para Casado y Rivera.

Otro seísmo no descartable es que, aunque las izquierdas sumen, incluso con mucha diferencia entre PSOE y Podemos, Teresa Rodríguez plantee un pulso tipo "No con Susana". Ni Iglesias podría socorrer a la líder andaluza, porque Podemos tiene incendios en varias comunidades y en Andalucía va por libre. En ese caso, la situación induciría otro seísmo distinto porque Susana, que ya soportó 80 días para formar Gobierno en los anteriores comicios, sería capaz de convocar de nuevo a las urnas. Su Estatuto lo permite si hay bloqueo. Su liderazgo es indiscutible y en su partido, más allá de ella, se adivina un desierto. Difícil situación.

Con riesgos tan pronunciados, las andaluzas serán bastante más que un termómetro político para medir cómo anda el patio español. Esas elecciones pueden inaugurar el año en el que la piel política de España cambie profundamente.

Si Cs adelantara al PP en Andalucía, la formación de candidaturas locales se alteraría sensiblemente. Y el futuro de Casado se vería comprometido. Con las encuestas pronosticando en primavera el ascenso de Rivera, le salían candidatos en todas las ciudades y pueblos. Sólo la inesperada llegada de Sánchez a La Moncloa amainó el vendaval y resucitó a personas dispuestas a competir bajo la marca PSOE. La acción del Gobierno será decisiva en estos meses.

La simpatía inicial por el desalojo de Rajoy puede malgastarla Sánchez si permite la acción de una OCP, a saber, Oficina de Cabrear al Personal, como la que Zapatero estimuló con ahínco. Recuerden: obligación a los establecimientos de hostelería de hacer obras para separar zonas de fumadores de los no fumadores; y sólo meses después, cuando ya estaban hechas las reformas, prohibición total de que se fumara incluso allí.

Añadan lo de reducir la velocidad a 110 km/h en carretera para volverla a aumentar cuando ya habían cambiando miles de señales de tráfico. Un despropósito. La precipitación con la que se anuncia ahora la próxima desaparición de los vehículos diésel y en 2040 los de cualquier combustible -incluidos los híbridos- desconcierta a ciudadanos y alarma a las 11 plantas de fabricación de vehículos de España. Ni la patronal ni los sindicatos asistieron a la reunión con la ministra de Industria. El cambio climático lo exige pero los giros drásticos requieren pedagogía. Este Gobierno no tiene su fuerte en la comunicación.

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