Andalucía

El fenómeno de 'La Niña' podría ser el causante de la suciedad del Guadalquivir

  • El prolongado periodo de sequía y unas mareas mucho más fuertes habrían agravado la salinidad y el movimiento de fangos en el estuario, según un experto en el Guadalquivir

El río Guadalquivir está enfermo y sus responsables desconocen aún el tratamiento a prescribir. Además de dejar en el limbo el origen de la enfermedad, los diferentes estudios realizados por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, la Federación de Arroceros de Sevilla y la Consejería de Medio Ambiente coinciden en la descripción de los síntomas del estuario: una extraordinaria concentración de sólidos en suspensión y una alta salinidad. Dos fenómenos simultáneos en el tiempo que podrían tener una explicación natural, según el profesor de Geografía Física de la Universidad de Sevilla Rafael Baena, que ha publicado varios estudios sobre la evolución del río.

Rafael Baena, que participó recientemente en un seminario celebrado en Gelves para analizar el comportamiento anómalo del Guadalquivir, tiene una teoría que podría explicar la alta salinidad. "No tenemos muchos datos aún pero hemos estado bajo la influencia del fenómeno (meteorológico) de La Niña débil que puede haber influido en el río", explicó Baena a este diario. La Niña y El Niño son dos fenómenos climatológicos que dependen de la temperatura del océano Pacífico y que alteran el tiempo de todo el planeta. "La Niña provocó unas mareas muy fuertes durante un periodo prolongado sin lluvias en el que río no tuvo cauce de base porque los embalses estaban cerrados para retener el poco agua que quedaba", señaló el profesor universitario.

"El Guadalquivir se comportó como un caño de marea y el tapón salino tuvo que llegar hasta Sevilla porque no tuvo ningún freno", agregó Baena, que indicó que estos movimientos también habrían provocado el movimiento de la arena depositado en el fondo del cauce. "Al no haber prácticamente corriente, los finos se quedaron en suspensión", destacó el profesor de la Facultad de Geografía e Historia, que precisó que es necesario "un estudio más profundo" para saber exactamente qué está ocurriendo en el río.

La teoría de La Niña es la tercera explicación que aparece en menos de una semana para aclarar la situación del Guadalquivir. La Federación de Arroceros de Sevilla y Asaja-Sevilla ponen el énfasis en la gran concentración de sal y señalan a la Autoridad Portuaria de Sevilla y la Demarcación de Costas, a las que acusan de realizar dragados que han modificado el comportamiento del estuario.

Los datos de salinidad recogidos por los arroceros señalan que la media registrada entre abril y mayo de 2008 es de 2,78 gramos por litro, siete veces superior a la de 2007, con un máximo de 8,58 gramos cuando el arroz no admite agua con más de 0,6 gramos. Pero el caudal medio registrado entre el 1 de abril y el 2 de junio en Alcalá del Río, el último embalse del Guadalquivir, asciende a 325 hectómetros cúbicos, más del doble del desembalsado en 2007 durante el mismo periodo.

La concentración de sal en el estuario se multiplicó por siete, a pesar de que se desembalsó el doble de agua dulce, y la conclusión de los agricultores es que el tapón salino del Atlántico es cada vez más fuerte por los presuntos dragados. Los agricultores sostienen que hasta el pasado verano se extrajeron más de 700.000 metros cúbicos de arena en la zona de Los Yesos, y la arena se destinó a parcelas hortícolas de Lebrija. Pero no se trata de una actuación extraordinaria, ya que se realiza todos los años y además, no coincide en el tiempo con la aparición de los lodos, que se empezaron a detectar a finales de noviembre.

"Nosotros no hemos realizado ningún dragado desde hace más de un año", manifestó a este diario el presidente del Puerto de Sevilla, Manuel Fernández, que indicó que ningún responsable de los arroceros se ha dirigido a la Autoridad Portuaria para recabar información. La Demarcación de Costas también negó "taxativamente" que se realizaran extracciones de arena para regenerar playas de Málaga.

Por su parte, los negocios acuícolas de Trebujena acusan a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir por permitir un desembalse de fondo en la presa de Alcalá del Río a finales de noviembre, coincidiendo con las primeras lluvias. "Soltaron más de cinco millones de toneladas de lodo", señaló el alcalde de Trebujena, Manuel Cárdenas. La CHG se exculpó en un informe en el apuntó a "otras causas" que se sumaron al arrastre de las lluvias para provocar la turbidez. Por su parte, la Consejería de Medio Ambiente analizó los sólidos y dictaminó que tienen la misma composición que los sedimentos del lecho del río, descartando que procedan de un vertido. Rafael Baena no excluye ninguna teoría. "Sea cual sea la razón, algo está pasando en el Guadalquivir y está claro que no es nada comparado con lo que puede suceder si se realiza el dragado del río", concluye. Los arroceros señalaron ayer que la situación ha mejorado un poco. Pero no lo bastante.

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