Andalucía

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  • El negocio de las barras americanas se ha desplomado hasta un 40%, pero cada vez hay más mujeres de alterne

Observo una foto de Irina. Irina es una niña disfrazada de puta. Mallas azules muy estrechas, el pelo rubio oxigenado, labios muy marcados, colorete en los rasgos infantiles. Irina tenía entonces 16 años y, en el fondo de la foto, tomada en una habitación con tonos pastel, descansan los peluches de osos en un butacón. "Era muy guapo y muy amable. Yo creía que era mi novio, de verdad que lo creía. Yo acababa de terminar mis cursos de peluquería y maquillaje en Bucarest, ya tenía mis diplomas y él me dijo que encontraría para mí un trabajo en España. Yo quería venir a España porque en España se podían comprar cosas que no hay en Rumanía y en todas las casas se puede ver la MTV. Y mi novio me dijo que haríamos un viaje en coche y yo me fui con él. En el coche había otro hombre y otra chica, yo creo que de mi edad. Él dijo que eran amigos suyos. Ella no habló en casi todo el viaje y yo tampoco porque su amigo daba un poco de miedo. Fuimos hasta Hungría y allí nos dieron un pasaporte nuevo. En ese pasaporte decía que teníamos 20 años las dos. Y cruzamos la frontera con España. Llegamos hasta Sevilla y nos metieron en un hotel. Allí me di cuenta de que mi novio no era mi novio. Me dijo que el viaje y que el pasaporte costaban dinero, 2.000 euros, y que de algún modo se lo tenía que pagar. Le dije que no tenía dinero y me dijo que lo consiguiera acostándome con hombres en ese hotel. Y me dejó sola. Pasé dos días llorando, no me acosté con nadie, no hice ningún pase. Llamé a mi hermana, que vive en Cádiz...". Éste es un resumen de la declaración realizada por Irina a la Policía de Cádiz, que actuó con celeridad y consiguió detener al chulo poco antes de que regresara a Rumanía a por una nueva presa. "Éste es un caso tipo -afirma un policía-, un caso más". Resultó que el chulo ya tenía antecedentes por haber hecho lo mismo en Barcelona hace un año. Él también era un caso típico. "Un tipo con un montón de oro colgando al que le gusta la buena vida. No hay nada más hortera en el mundo y más zafio que un chulo rumano con dinero".

Irina ya está en Rumanía y ha prometido que no volverá a creer en héroes que le lleven a la soñada España. El caso de Irina se multiplica por cien en los bares de alterne andaluces. Irina está en la base de un negocio que cuenta con más de 1.400 locales en Andalucía, 207 en la provincia, y con más de 20.000 mujeres ejerciendo la prostitución, 3.000 de ellas en Cádiz. El movimiento de dinero estimado sobrepasa los 4 millones de euros. 4 millones declarados.

José Roca, de la Asociación de Locales de Alterne (Anela), es un firme defensor de la regularización de estos locales para la protección de estas mujeres y de los propios clientes. "Es hipócrita mirar hacia otro lado". Explica el funcionamiento de los clubes. "La explotación está en los pisos y en la calle. En los clubes puede suceder fuera, pero no dentro". Los beneficios de éstos, que han perdido un 40% del negocio con la crisis, vienen exclusivamente de lo que las chicas pagan por habitación, entre 40 y 60 euros, y de lo que se llevan con las copas. "El resto el dinero es para ellas. Nadie controla lo que hacen. Ellas son los clientes, ellas son las que pagan su habitación y las que deciden los pases que hacen y lo que cobran. Ellas no son nuestras empleadas".

Los bares de alterne son un punto de fuga para la extranjeras, muchas de ellas ilegales -"ilegales hay en todas partes", insiste Roca- y una forma de sacar un sobresueldo para las nacionales -"más de las que se piensa"-. Con la crisis ha aumentado la demanda de habitaciones, más chicas que quieren trabajar. Apuntan a que hay listas de espera de un mes en las habitaciones de los mejores clubes. Roca no pone la mano en el fuego por nadie, está seguro que en el negocio hay quien va de legal y quien no, quien se mueve con dinero negro y "quien quiere una regulación clara. Nosotros no somos el problema, somos la solución".

La Policía no lo tiene tan claro, aunque coincide básicamente en el funcionamiento de estos clubes, "pero también es cierto que la crisis aprieta y habrá empresarios que presionen a las chicas, a las que a la vez presionan los chulos, para que rindan más, para que produzcan más. Es una lógica empresarial cuando hay más oferta y menos demanda", razonan.

Un informe realizado por Asuntos Sociales de la Junta afirma que "los clubes se asemejan a los antiguos prostíbulos. Mujeres inmigrantes son obligadas a prostituirse como vía para satisfacer las deudas contraídas con las organizaciones de tráfico de personas". Irina se salvó de ello. La mayoría de ellas sigue pagando 50 euros por su habitación y lo que se ganan en la cama va a parar al chulo de siempre, ese tipo hortera que le prometió un gran futuro en España.

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