Andalucía

Una madre que abandonó a sus hijas alega que fue un hecho puntual

  • La mujer dice que descuidó a las menores por problemas económicos

María Estela G., acusada junto a su marido de olvidar en el colegio a sus dos hijas de 6 y 9 años el pasado 26 de mayo, argumentó ayer ante el tribunal que le juzga por un delito de abandono de menores que lo ocurrido aquel día fue un hecho puntual sucedido en un momento en el que la familia se había venido abajo por las dificultades económicas. La madre relató que su marido y padrastro de las menores se había quedado en el paro, lo que les había conducido a desatender el pago de las facturas. Esta circunstancia provocó, por ejemplo, que se les cortara el fluido eléctrico por impago. De hecho, aquel 26 de mayo hacía ya 40 días que carecían de luz en la vivienda familiar. Durante las "últimas dos semanas" tampoco habían tenido gas, según explicó la acusada, incluso, los "dos o tres días" anteriores a los hechos las niñas habían acudido al colegio sin bocadillo para el recreo por falta de comida. "Me sentía impotente como mujer y como madre", dijo. Aquel 26 de mayo, la madre aseguró que se encontraba en la iglesia donde afirma que coopera como voluntaria y no regresó al domicilio hasta las 23:30 porque estaban "preparando un congreso". Confesó que estaba convencida de que había sido su marido, Ricardo C., quien había recogido en el colegio a las dos niñas.

La monitora de las actividades extraescolares fue la que transcurridos 45 minutos de espera llamó a la Policía Local para que se hiciera cargo de las menores, puesto que había tratado de telefonear a la madre "y primero no cogía el teléfono y después colgó", manifestó al declarar como testigo en el juicio. La Policía Local no pudo localizar a los acusados que no dieron señales de vida hasta poco antes de las 02:00, cuando acudieron a las dependencias policiales para informar de lo ocurrido.

La Fiscalía sostiene que las dos hermanas no recibían habitualmente cuidados razonables, de modo que acudían al colegio sucias, con las tareas escolares sin realizar, solían estar en la calle hasta tarde y con frecuencia se quedaban solas. En 2007 la niña más pequeña sufrió una crisis de asma y tuvo que ser conducida por el 061 al hospital durante la madrugada sin recibir la visita de la madre hasta la mañana siguiente.

La asistente social que acudió ayer en calidad de testigo al juicio explicó que aunque con cierta dificultad logró entrevistarse con la madre. Comprobó que el domicilio familiar "estaba muy bien", sin hallar otros indicios anómalos más allá de que no hubiera acudido inmediatamente al hospital por lo que recomendó que se hiciera seguimiento de la familia. Cuando volvió al domicilio familiar a primeros de 2008 todo había cambiado.

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