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Gómez de Celis ha pergeñado, a su modo, el tuit canónico del buen socialista para la próxima campaña. Para el PSOE ahora se trata de componer frases, muchas frases, en las que aparezcan siempre este grupo de palabras: "estabilidad", "sólido/fuerte", "bloqueo", "progresista" y "democracia". Como si se barajasen las cartas, o se tirasen los dados, se trata de hacer toda clase de combinaciones posibles. Alfonso Rodríguez Gómez de Celis ha logrado encajar todas ellas. Así se llega a ser el hombre fuerte del sanchismo al sur de Despeñaperros.

A partir de aquí, hay que prepararse para oír a todos en el PSOE diciendo cosas como "una estabilidad sólida es esencial para un Gobierno progresista frente al bloqueo de la democracia". El propio Sánchez, retuiteado por Celis: "Abrir una etapa de estabilidad en nuestro país, para tener un gobierno fuerte". Otra vez Sánchez: "He antepuesto la estabilidad y la gobernabilidad de #España, porque quiero un Gobierno cohesionado". Del primer al último socialista, van a percutir, sintagma a sintagma, con la "necesaria estabilidad" del "Gobierno progresista fuerte" frente al "bloqueo" sufrido: "Estabilidad" "progresista", "bloqueo", "estabilidad" "progresista", "bloqueo", "estabilidad" "progresista", "bloqueo", "estabilidad" "progresista", "bloqueo"… La tamborrada de Calanda va a parecer una cosa discreta al lado de la campaña.

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Marta Bosquet ha hecho un elogio del respeto parlamentario: "Debatir no está reñido con guardar el respeto". En la teoría no, desde luego que no. En la Cámara andaluza, a menudo parece que sí. Bosquet también ha propuesto llevar la música al Parlamento, organizando conciertos allí la Noche en Blanco. Al parecer confía en el efecto benéfico de ésta: "La música tranquiliza el alma y en esta casa es muy importante". Aunque sin atreverse a decir abiertamente aquello de "la música amansa a las fieras", se ve que confía en que las fieras de las Cinco Llagas se amansen como sucedía con la lira de Orfeo, hijo de la musa Calíope. Pero no será fácil que una Noche en Blanco con música pueda blanquear tantos Días en Negro.

Claro que Marta Bosquet, como presidenta, podría considerar otra opción: en lugar de poner a sus señorías la Pastoral de Beethoven o la música acuática de Haendel, ella misma, como directora de la orquesta de la Cámara, podría llamar al orden a los portavoces y exigir el decoro al uso. Claro que seguramente quien más lejos ha ido en el tono faltón ha sido Sergio Romero, el portacoz del partido de Bosquet con la tolerancia de ésta. De modo que no, no es necesario un concierto de Branderburgo o unas sonatas de Chopin, bastaría con la autoridad moral de la presidencia para evitar algunos excesos. El respeto parlamentario sería la mejor música para los oídos de la ciudadanía en lugar del Concierto Sinfónico para Sectarismo Mendaz en clave mezquina de Fa bemol. O bemoles.

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Con ironía, el subdirector de Grupo de este periódico titula que Juan José Cortés "se da por aludido" después de que Moreno Bonilla mencionara la necesidad de hacer ajustes en las listas. Qué finura en eso de darse por aludido. Como aquella vez en la plaza de toros de Málaga en que uno gritó "¡vaya cuernos!" y otro que estaba sentado delante se giró diciendo "alguno se está buscando una hostia". Pues eso, Cortés se ha dado por aludido. Claro que no hay que ser muy perspicaz: aunque el PP sufrió revolcones por doquier, en Huelva, donde confiaban en el efecto Cortés, se quedaron en 44.000 votos, apenas la mitad que tres años antes, igualado con Ciudadanos, y sólo diez mil sobre Podemos y Vox, que acechan. Esa operación tan brillante había dejado fuera a Fátima Báñez, que hubiera aportado el apoyo nada desdeñable de la Virgen del Rocío.

Cortés llegó al Congreso y renunció a su pensión de invalidez permanente, ya que está impedido para trabajar por hernias discales y depresión. Bueno, no está impedido, estaba. Para trabajar como diputado, con el Ipad, el Iphone y todo eso, sí está bien. Pero ahora, ay, se expone a quedarse fuera del Congreso, y la cosa está realmente fea porque Moreno, que se ha convertido en un barón poderoso, no lo ve ahí. Y Cortés no puede aceptar que lo bajen al número 2, considerando que el PP en Huelva sólo obtuvo un escaño, y cualquier otro puesto le llevaría a tener que volver a reclamar su pensión de invalidez de nuevo. Porque una cosa es estar capacitado para ser diputado y otra estar capacitado para trabajar.

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