El resto del tintero

A la sombra de Génova

  • La elección del sucesor de Juan Ignacio Zoido revela la pugna entre Arenas y De Cospedal por el poder territorial A pesar de los dos reveses, José Luis Sanz sigue siendo el favorito

EL 22 de mayo de 2011 el PP ganó sus primeras elecciones en Andalucía: en las municipales obtuvo casi nueve puntos más que el PSOE. El mito socialista se había derrumbado. Seis meses después, en noviembre, los populares andaluces volvieron a ganar; en esa ocasión, en las elecciones generales, cuando obtuvieron ocho diputados más que los socialistas, y en marzo de 2012, su líder, Javier Arenas, venció por primera vez en unas autonómicas, pero con un margen tan estrecho que no le permitió formar Gobierno. Arenas, un político de mucho aguante, transformó el viejo partido, muy identificado con la derecha más clásica y los grandes propietarios de tierras, en una formación de centro, urbana y extendida sobre todo el territorio. La frustración por no haber alcanzado el Gobierno que todos le pronosticaban le llevó a una dimisión repentina que fue solventada en el mes de julio con la elección de Juan Ignacio Zoido, alcalde de Sevilla, como presidente del PP. Zoido no fue el candidato de Arenas en aquella ocasión. Quien realmente lo impulsó fue la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, pero ambos, ella y Arenas, que son contrincantes en el núcleo duro del marianismo, han vuelto a lidiar en territorio andaluz la última de sus batallas. La de la elección del nuevo presidente del PP. Zoido propuso desde el principio a José Luis Sanz, su secretario general y alcalde de Tomares, y en dos ocasiones, apoyado por De Cospedal, ha estado a punto de proclamarlo. Sin embargo, Rajoy mandó desacelerar las dos veces, lo que provocó un tremendo desconcierto en el PP.

Al día de hoy, sin embargo, Sanz parece seguir siendo el mejor colocado y, según algunas fuentes populares, ahora se estaría tratando de negociar una dirección de consenso. Aun así no puede descartase otro candidato. Lo que sí parece claro es que sólo habrá uno, de no ser que algún outsider reúna los 90 avales necesarios para presentar una candidatura previa que debería confirmar antes del 1 de marzo con el 20% de los 1.566 compromisarios. Ese primer fin de semana de marzo se celebrará el congreso, el día después del 28F en que muchos sondeos apuntarán un cambio de tendencia: el PP dejaría de ser el partido más votado en Andalucía en beneficio del PSOE.

La elección de Zoido desplazó a Javier Arenas. Durante estos últimos dos años, prácticamente no ha intervenido en la vida pública andaluza, salvo su asistencia a los plenos del Parlamento autonómico, del que sigue siendo diputado. Como en otras sucesiones, Zoido y Arenas, antes amigos y antes casi pupilo y maestro, se fueron distanciando, y María Dolores de Cospedal fue llenando ese hueco. Desde el momento en que fue elegido en julio de 2012 en Granada, Zoido dejó claro que él no sería el candidato del PP a las próximas elecciones autonómicas. El cambio se produciría en el momento que el partido juzgara oportuno, pero en 2013, Susana Díaz se hizo presidenta de la Junta. En pocos meses, la nueva dirigente supo apartar el caso de corrupción de los ERE como un tema del pasado y alcanzó una notable proyección política y empresarial en todo el país. En el PP comenzaron las prisas, motivadas además por la sospecha de que Susana Díaz podría convocar elecciones anticipadas.

Para el cambio, siempre hubo varios y notables candidatos. Rajoy prefería a los ministros Miguel Arias o a Fátima Báñez, pero ni uno ni otro estaban dispuestos a dar la batalla en Andalucía. Arias espera ser comisario de la Unión Europea y Báñez se ha instalado con sus hijos en Madrid, su esposo trabaja en el extranjero y necesita de un aeropuerto internacional cercano para pasar los fines de semana en familia. Descartados éstos, los aspirantes eran José Luis Sanz; el alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto, que es parlamentario autonómico, el único de ellos; la almeriense Carmen Crespo, delegada del Gobierno, y el malagueño Juan Manuel Moreno Bonilla, secretario de Estado de Bienestar Social. En el mes de noviembre pasado, Juan Ignacio Zoido y María Dolores de Cospedal ya habían convencido al partido de que el candidato sería José Luis Sanz, y que éste saldría elegido en un congreso extraordinario que se iba a celebrar en diciembre. Sin embargo, Rajoy paralizó la operación. Una parte del PP culpa de ello a Javier Arenas, pero el antiguo líder popular no se ha opuesto a Sanz. Tampoco a los de los otros.

El frenazo supuso un varapalo para Sanz, pero, sobre todo para Zoido y De Cospedal, que prácticamente habían anunciado la elección. La maniobra puso de relieve la extraña relación que la secretaria general mantiene con Rajoy, capaz de dejarla en evidencia con una desautorización implícita. Sin embargo, dos meses después, esta semana, y después de la convención nacional de Valladolid, el nombre de Sanz volvió a resurgir. Tan es así que el PP anuncia el lunes la convocatoria de un congreso extraordinario y el martes por la noche, Zoido y los presidentes provinciales del PP iban a lanzar el nombre de Sanz en una cena que también mandó suspender Rajoy. De nuevo, se repitieron las condiciones y los personajes de diciembre: la indecisión de Rajoy, la prisa de Zoido y De Cospedal y el papel relevante de Arenas. Sin embargo, para Sanz, el probable candidato, fue otro mal trago difícil de encajar. Pero, como la vez anterior, parece haberse recuperado, y aún sigue en la carrera.

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