Andalucía

Los temporeros, la mano de obra que busca (proteger) Europa

  • Andalucía copa la contratación de mano extranjera en el campo. La Eurocámara vota la directiva para la entrada y estancia en la Unión Europea.

La imagen de los temporeros subsaharianos durmiendo al raso en la estación y los parques de la ciudad de Úbeda (Jaén) no es inédita en el territorio español. No son pocas las veces que las organizaciones sociales que defienden los derechos de la mano de obra extranjera en el campo han denunciado la situación de indefensión y vulnerabilidad -cuando no explotación sin ambages- que sufren estas personas. Y precisamente en un tiempo en que la contribución de la mano extranjera ha sido clave para entender la pervivencia y desarrollo de buena parte de la producción agrícola. No sólo de España, sino de toda Europa.

Sin la labor de los temporeros de países no comunitarios habrían sido imposibles los sucesivos éxitos de la vendimia francesa -a la que, por otro lado, han vuelto muchos parados españoles de la construcción tocados de lleno por la crisis del ladrillo-, la fama mundial de los invernaderos de flores de Holanda, la recogida de la manzana en Suiza o las provechosas campañas de la aceituna en la Toscana italiana.

Para Peter Verhaeghe, responsable del Departamento de Incidencia Política de Cáritas Europa, estas personas "se encuentran entre los migrantes más vulnerables, ya que, además de enfrentarse a menudo a condiciones de trabajo muy difíciles, o incluso ilegales, tienen escaso acceso a la ayuda legal para denunciar estas situaciones".

Aunque los datos no son precisos del todo -acaso por la falta de una política común que coordine las fuerzas pero que también analice a fondo el fenómeno migratorio temporal en el campo europeo- se estima que unas cien mil personas de países terceros (fuera de la Unión Europea) participan en las distintas campañas agrícolas dentro de la UE, según datos de la Comisión Europea. De ellos, el campo español es el principal demandante de mano de obra y Andalucía -por la extensión en importancia de sus cultivos- la comunidad autónoma con más temporeros extranjeros.

Ante el movimiento anual de esas cien mil personas, Europa ha decidido apostar por una directiva que coordine el proceso de entrada y estancia en los países de la UE de los temporeros no comunitarios pero también diseñar una definición de los derechos de estos trabajadores, a la vez que la nueva política incentive la migración circular, "para evitar que la estancia temporal se convierta en permanente", según la campaña del Parlamento Europeo.

Ha sido la Comisión de Libertades, Justicia y Asuntos de Interior que preside el socialista y ex ministro Juan Fernando López Aguilar la encargada de tramitar la directiva que se votará en la próxima sesión plenaria del Parlamento Europeo, del 3 al 6 de febrero, en la ciudad francesa de Estrasburgo.

Aunque queda por conocer la respuesta definitiva que dará la Eurocámara a este texto -en el que también han trabajado la sevillana Carmen Romero (del Grupo Socialistas y Demócratas), Teresa Jiménez Becerril (también sevillana) y Agustín Díaz de Mera, estos dos últimos por el Partido Popular Europeo- la propuesta que llega a la mesa del pleno viene a dar respuesta al vacío legislativo que existía a nivel comunitario en este aspecto.

En particular, la propuesta establece un procedimiento de entrada más simple para la admisión de trabajadores temporeros no comunitarios sobre la base de criterios comunes, como la existencia de un contrato de trabajo o de una oferta firme de empleo que especifique el sueldo. Respecto a España, el Ministerio de Empleo y Seguridad Social indica que para trabajadores temporeros "en ningún caso la cuantía diaria del salario profesional puede resultar inferior a 30,57 euros por jornada legal".

El nuevo texto europeo contempla asimismo que se fije un límite de tiempo para el trabajo temporero en toda la UE, y un permiso para hacer varias temporadas, para fidelizar al trabajador y favorecer su regreso, o la igualdad de trato con respecto a los nacionales (libertad de asociación y afiliación, regímenes de la seguridad social, derechos de pensión legal ligados al salario, etcétera). Además, la comisión también ha debatido sobre los aspectos humanos de esta migración para que se instrumentalicen figuras de integración en la cultura y el ocio del territorio al que llegan.

Andalucía, profundamente ligada a la mano de obra extranjera en todas sus provincias a través de cultivos como el de la fresa en Huelva, el espárrago en Córdoba y Jaén, el hortofrutícola en Almería o la distintas recogidas de aceituna en toda la comunidad, tiene establecidas desde hace tiempo las bases para la contratación de temporeros. Fundamentalmente se contrata a hombres pero por ejemplo en Huelva, se prefieren las manos de las mujeres, por regla general, más delicada para recoger la fresa.

Como explica la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), aunque hoy por hoy la mano de obra en el campo andaluz es fundamentalmente nacional, la presencia de extranjeros es una realidad y su contratación se realiza por vías muy concretas: por un lado a través de la contratación en origen, pero de trabajadores repetidores de campañas anteriores y por otro a través de la mano de obra que reside de manera legal en la comunidad, con sus permisos de trabajo correspondientes, la mayoría obtenidos tras describir situaciones de arraigo social.

De hecho, una de las grandes reclamaciones del sector es que haya un política coherente de inmigración ya que "la inmigración ilegal no beneficia a nadie".

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