La trilogía

Profesor, arqueólogo, héroe

  • Casi dos décadas después de su 'última Cruzada' regresa a las salas Indiana Jones, un icono del séptimo arte interpretado por Harrison Ford que condensa la esencia del cine de aventuras.

Sombrero, látigo, una silueta mundialmente reconocible, gusto por emprender arriesgadas expediciones por todo el mundo en busca de tesoros arqueológicos y cierta propensión a recibir palizas son algunos de los rasgos característicos de Indiana Jones, profesor, arqueólogo, aventurero y uno de los héroes más populares de la historia del cine. En el improbable caso de que haya alguien que no se haya enterado de que el doctor Jones regresa este jueves a los cines con El reino de la calavera de cristal o, aún peor, que ni siquiera sepa quién es, aquí van unas claves para ponerse al día.

La trilogía

Aunque está a punto de convertirse en tetralogía, durante casi 20 años Indiana Jones ha sido una trilogía, un tríptico casi perfecto que demuestra que sólo unos pocos privilegiados son capaces de hacer buen cine de entretenimiento. La saga arrancó en 1981 con En busca del Arca perdida, a la que siguieron, en 1984, Indiana Jones y el Templo maldito y en 1989 Indiana Jones y la última Cruzada, las tres ambientadas en los años 30, dirigidas por Steven Spielberg, producidas por George Lucas, protagonizadas por Harrison Ford y acompañadas musicalmente por John Williams, al igual que la cuarta entrega.

Primera parada: Hawai

Hasta allí se fueron Lucas y Spielberg en 1977 mientras se desataba la fiebre galáctica. Entre cóctel y cóctel y ataviados con collares de flores y camisas de atrevidos estampados, Spielberg le confesó a Lucas que siempre había querido hacer un James Bond, aunque a los dueños de la franquicia no les entusiasmaba la idea. Y entonces Lucas recordó una idea aparcada por Star Wars: un arqueólogo, creado con trazos de Las minas del rey Salomón o El tesoro de Sierra Madre y una doble identidad (profesor y aventurero). Su nombre: Indiana Smith. A Spielberg le encantó la idea, pero no su apellido. Jones quedaba mejor, y con el consentimiento de Lucas y un apretón de manos (o puede que fuera un brindis) nació Indiana Jones.

En busca de Indy

Tim Matheson y Peter Coyote fueron algunos de los candidatos a ser Indy, aunque a Lucas le gustaba Tom Selleck, atrapado en un contrato con la CBS para Magnum que no le permitía deslices cinematográficos. A seis semanas del rodaje, estaban sin protagonista. Y Spielberg, en la premiere en Londres de El Imperio contraataca, propuso recuperar un nombre descartado porque a Lucas no le gustaba repetir con los actores: Harrison Ford. Por suerte cedió, porque Ford nació para ser Indiana Jones.

Los malos

Situar la acción en los años 30 les proporcionaba la posibilidad de contar con los nazis, presentes en la primera película y también en la tercera, liderados en el Arca por Toht (Ronald Lacey), al que acompaña otro arqueólogo, Belloq (Paul Freeman), y en la última Cruzada (aparece el Führer, pero de forma tangencial) por Vogel (Michael Byrne), secundado por el millonario Walter Donovan (Julian Glover) y la traicionera Elsa Schneider (Alison Doody). En el Templo no hay nazis, aunque los rivales del héroe no tienen nada que envidiarles, desde el Lao Che (Roy Chiao) de la aventura del prólogo hasta el líder de la secta Thugge, Mola Ram (el fallecido Amrish Puri).

El elemento femenino

Como Almodóvar y James Bond (también aquí hay un prólogo que precede a la acción principal), el doctor Jones también tiene sus chicas. Su primera pareja cinematográfica fue Marion Ravenwood (Karen Allen, que también está en El reino de la calavera de cristal), que tuvo un romance previo (y fallido) con el protagonista y posee una legendaria resistencia al alcohol. A Marion la sustituyó la corista Willie Scott (Kate Capshaw, que en el rodaje del Templo conoció a su actual marido, Spielberg) y a ella Elsa Schneider (Doody), una bella nazi que embauca a Indy y a su padre.

Compañeros

Aunque en el Templo su principal ayudante es el avispado Tapón (Jonathan Ke Quan), en las otras dos entregas son otros los que forman el círculo de confianza del doctor Jones: el polivalente Sallah (John Rhys-Davies) y el despistado y entrañable Marcus Brody (el fallecido Denholm Elliot), un dúo al que en la Cruzada se une su mejor compañero de fatigas, su padre, Henry Jones (Sean Connery), una aparición que sirvió para dar a la historia un tono iniciático y desvelar que Indiana no es más que un apodo (tomado del perro de la familia; en el caso de Lucas, de su propio perro) de Henry Jones Jr. y el origen de su cicatriz, el sombrero, el látigo o su pavor a las serpientes.

Los ‘macguffins’

Para Hitchcock no eran más que elementos que hacen avanzar la acción pero que carecen de importancia, pero para Lucas son mucho más. Aunque en cada prólogo Indiana anda tras la pista de algún artilugio (el ídolo del Arca, los restos de Nurachi del Templo o la Cruz de Coronado de la última Cruzada), no eran esos los verdaderos tesoros. En sus tres primeras aventuras, Indy ha tenido que buscar el Arca de la Alianza, las piedras de Sankara y hasta el Santo Grial. El favorito de Lucas siempre ha sido el Arca. Habrá que ver cómo funciona la calavera de cristal.

Más allá de la pantalla

Como todo mito que se precie, Indiana Jones no se acaba tras los títulos de crédito. Hay novelas, cómics, una serie centrada en sus años mozos (Las aventuras del joven Indiana Jones), videojuegos (uno de ellos con figuritas de Lego), juguetes y, por supuesto, DVD. Hace unos días salió al mercado una nueva edición de la trilogía, que incluye material inédito que hace imprescindible su adquisición para todo fan, tenga o no la anterior versión.

La herencia de Indy

Han sido muchos los que se han disputado el legado del arqueólogo, desde el prescindible remake de Las minas del rey Salomón con Richard Chamberlain y Sharon Stone (que tuvo continuación), La gran ruta hacia China (con Tom Selleck) o la reciente La búsqueda (y su secuela), que han demostrado que no es tan fácil hacer buenas películas de aventuras, hasta las más acertadas Tras el corazón verde (y La joya del Nilo), Tomb Raider, Los Goonies o El secreto de la pirámide (estas dos últimas no están directamente inspiradas en la saga, pero sin ella probablemente no se habrían filmado). Tal vez sea La momia la más digna heredera del espíritu Jones, aunque ninguno de todos estos intentos ha podido igualar, y mucho menos superar, la perfección del original.

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