Renovación

El 70% desconfía del cambio en los partidos tradicionales

  • 3 La corrupción escala posiciones hasta competir con el paro entre las grandes preocupaciones

Siete de cada 10 entrevistados por el Barómetro Joly desconfían de los partidos tradicionales para ganarse la confianza de los electores. Un 69% entiende que ni PP ni PSOE ni IU están capacitados para ganar el terreno perdido de la confianza, se impone cierta desesperanza que tiene mucho que ver con el escepticismo ante la regeneración de las grandes siglas. Y el hecho es que ni siquiera los sondeados que admiten haber votado a algunos de estos partidos confían en su capacidad de regeneración. Aun así, los más desesperanzados son los votantes socialistas. Casi un 73% de ellos no creen en la recuperación de este partido. Éste es el factor principal que está detrás de la ascensión de Podemos, una formación que apenas cuenta con dos meses desde que se constituyó de modo oficial. Hay que tener en cuenta, y así se evidencia en otras preguntas de la encuesta, que la causa principal a la hora de elegir la papeleta es ahora el hartazgo. Pierden peso otros criterios comunes como la afinidad ideológica, la experiencia en la gestión o la capacidad para cambiar la situación. Es un voto más de indignación que de racionalización. A todo ello se debe unir la preocupación de los ciudadanos por la corrupción.

En 2009, la corrupción no se sentía como un problema. Por encima, estaba la crisis y el desempleo, pero también la sanidad, la educación o la vivienda. Cierto es que en estos primeros barómetros comenzaban a aparecer los partidos como un problema. Ahora, el 48,5% de los sondeados citan la corrupción como la primera o la segunda de sus preocupaciones. El paro sigue siendo el principal, un 89% lo coloca en estos dos primeros puestos en una comunidad que tiene un millón de desempleados. Este problema ha ido en aumento, pero también el de la corrupción. La política andaluza lleva cuatro años instalada en las consecuencias y revelaciones del caso de los ERE, que provocó la dimisión del presidente José Antonio Griñán. Cuando se realizó el sondeo, ya se conocía que el Tribunal Supremo había decidido investigar a los ex presidentes Griñán y Chaves y también que su sucesora, Susana Díaz, les pediría el acta de senador y diputado en el caso de que uno de ellos fuera finalmente imputado. A ello se le unen otros casos de corrupción en el PP, el más importante, el de la trama de Gürtel, pero también el del uso de las tarjetas negras de Bankia.

De hecho, este Barómetro refleja que es ahora cuando los ciudadanos consideran que tanto España como Andalucía viven su peor momento político. Un 73,5% de los sondeados mantienen que la situación en la comunidad es mala o muy mala. El porcentaje sube hasta el 84%, 10,5 puntos más, cuando lo que se trata es de juzgar la situación en España. En el caso de Andalucía, los votantes del PP son los más críticos, mientras que en el de España son los de IU y, en menor medida, los del PSOE. Esto refleja la tremenda polarización que se produce desde hace años entre los encuestados a causa de su afinidad política. Los votantes del PP son más críticos con lo que ocurre en Andalucía y con su Gobierno que los del PSOE, mientras en la esfera nacional pasa justo lo contrario.

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