Tomatito | Crítica

Dos leyendas vivas

La guitarra de Tomatito cautivó ayer al público del Teatro de la Maestranza.

La guitarra de Tomatito cautivó ayer al público del Teatro de la Maestranza. / Juan Carlos Vázquez

Dos fueron los protagonistas de la noche: Tomatito y Camarón. Como siempre, dirán ustedes con razón. Porque cada concierto del guitarrista almeriense es un homenaje al genio de la Isla. Lo que pasa es que el homenaje se hace aquí aún más explícito. Hubo dos conciertos. Uno con la música de Tomatito. Y otro como homenaje al hombre que le dio su sitio en el mundo del flamenco que es el mismo que revolucionó lo jondo desde su raíz. Y sigue haciéndolo. Es un cantaor vivo, qué duda cabe. De hecho el repertorio de este concierto estaba hecho con la mera selección de los invitados. Porque los temas de Camarón que cantaron El Duquende, Arcángel y Rancapino Chico están en los repertorios respectivos de estos artistas. Así sonaron cantes de todas las épocas de Camarón, incluso de la etapa en la que Tomatito aún no era la mano derecha del cantaor. Arcángel hizo la Nana del caballo grande en la que Tomatito aligeró de disonancias el acompañamiento. Y una brillante Canastera. El Duquente el taranto y la cartagenera del Rojo. También estuvo brillante el catalán en los tangos Y mira que mira y mira con unos trabalenguas y giros vocales al alcance de muy pocos. Rancapino puso el repertorio lolailo por alegrías Pueblos de la tierra mía y en Rosa María. De hecho el de Chiclana es uno de los grandes cantaores lolailos de hoy.

Tomatito se reinventa de esta manera volviendo a los orígenes. Fue un acierto, y muy emotivo, mezclar las dos versiones de La leyenda del tiempo con la que el grupo en pleno abrió el concierto. La de Camarón por bamberas, que firma Ricardo Pachón y la de Morente por tientos. El resto del recital es el habitual de los últimos años del guitarrista almeriense. Temas propios y el Two much de su compadre Michel Camilo a dos guitarras. De hecho, el concierto sirvió también para presentar al joven José del Tomate como solista por tarantas en el único tema de pura guitarra de concierto que ofrecieron padre e hijo.

Lo demás, las armonías viriles de Tomatito, los temas directos, cantables, compuestos sobre el impulso rítmico por alegrías ligadas, rumbas y, sobre todo, bulerías, el estilo por el que más se identifica, y que identificamos, al almeriense. Todo es claro, todo es comprensible en la música del tocaor. Tomatito se reinventa con una vuelta a la raíz, a la música y al hombre que le hicieron como es, que lo conformaron como hombre y como músico. Una obra viva en las voces y las cuerdas de las jóvenes generaciones de lo jondo.

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