Bienal de flamenco

Fernando Romero visita el infierno en donde habitan los flamencos

  • 'Paseo por el amor y la muerte', que se estrena mañana en el Lope, cuenta con el baile de José Antonio Ruiz como Virgiliol 'Paseo por el amor y la muerte'. Espectáculo basado en la 'Divina Comedia' con el baile de Fernando Romero y José Antonio Ruiz. Teatro Lope de Vega. Mañana a las 22:00. De 8 a 26 euros.

Fernando Romero es, antes que nada, un trabajador nato. Y si su cuerpo de bailarín está siempre en continuo movimiento, su mente no le va a la zaga. Ahí están para probarlo, amén de sus trabajos en la Compañía Andaluza de Danza y el Ballet Nacional de España, los premios obtenidos en los certámenes más prestigiosos del país, tanto por sus coreografías como por sus composiciones de música para danza.

No debe sorprender a nadie, pues, que ahora, siguiendo los pasos del poeta Dante Alighieri (1265-1321), nos quiera llevar al Infierno, primera etapa de su obra inmortal, la Divina Comedia. Pero no hay motivo para asustarse ya que, al contrario que el dantesco, el Infierno de Romero no está poblado de iracundos, usureros o monstruos mitológicos sino de flamencos. "¿Dónde podrían estar si no figuras como Antonio Mairena, Manolo Caracol o Pepe Pinto?", se pregunta muy serio el creador. Por eso, en la segunda parte del espectáculo, una vez atravesada la laguna Estigia bajo la vigilancia del can Cerbero -con un guiño a Perrate de Utrera- las lejanas palabras de estos flamencos desaparecidos, pontificando sobre el futuro del arte jondo (en una genuina prosa andaluza, que no en tercetos encadenados), despiertan la mayor hilaridad.

Sin embargo, este Paseo por el amor y la muerte, a pesar de su ironía, no es un espectáculo alegre ni, mucho menos, fácil. En opinión de su creador, es un trabajo oscuro y denso que exige un continuo pulso por parte de sus intérpretes y una especial atención del espectador.

"A mí me llamó la atención la desesperanza de Dante al escribir su obra. Estaba viviendo un momento muy duro, estaba deprimido, su amada Beatriz había muerto y, para sobrevivir, concibe ese mundo subterráneo lleno de pecadores. Nosotros lo que hemos hecho es construir un infierno paralelo enfocado desde el terror, desde el miedo, aunque este miedo no tiene ya nada que ver con la religión sino con la soledad, con las dudas... con el ciclo que estamos completando en cada momento sin saberlo", comenta Fernando Romero, autor de la idea y de la coreografía, además de interpretar al propio Dante.

En esta aventura, cuya producción corre a cargo de la Diputación Provincial de Sevilla, el creador ha contado con la colaboración en la dirección artística de Pepa Gamboa, cuya aportación al mundo del flamenco ha sido siempre muy valiosa, y con un intérprete de verdadera excepción: José Antonio Ruiz. Retirado ya prácticamente de los escenarios, salvo intervenciones especiales, como la que realiza en Café de Chinitas, pieza en repertorio del Ballet Nacional de España -institución que él dirige actualmente-, el artista madrileño ha consentido asumir el papel de Virgilio, dejando muy claro que, a pesar de los años, sigue siendo un bailarín en verdad sobresaliente. Y no solamente un bailarín, como se lo define normalmente, sino un bailaor con todas las de la ley. "Ha sido un verdadero privilegio -dice Pepa Gamboa- ver trabajar a un maestro del baile y de la coreografía como José Antonio, adaptándose a lo que se le pide, bailar con músicas tan difíciles y aportar tantas cosas... Yo creo que, a pesar de su dureza, ésta va a ser una gran propuesta".

Junto al baile sólo están las voces de Miguel Ortega y Arcángel quien, a pesar de su nombre, se adentra también en el Infierno como alter-ego de Romero-Dante.

Finalmente, otro de los aspectos originales de este complejo trabajo, que ha contado con la escenografía en madera de Antonio Marín, es el espacio sonoro creado por el propio Romero, siempre amante de la experimentación en todos los campos. En éste, ritmos netamente flamencos como la petenera, la liviana o las tonás se superponen en muchas ocasiones a las músicas atonales de grandes compositores del siglo XX como son el americano John Cage -colaborador asiduo hasta su muerte del coreógrafo Merce Cunningham- o los japoneses Toru Takemitsu o Yoritsune Matsudaira.

Un Infierno que sólo espera ver la luz, mañana en el Lope de Vega.

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