Trío Arbós y Rafael de Utrera | Crítica

Clásicos y nuevas composiciones

Rafael de Utrera y José Miguel Gómez, del Trío Arbós.

Rafael de Utrera y José Miguel Gómez, del Trío Arbós. / Juan Carlos Muñoz

En esta segunda propuesta flamenca de la formación académica, el Trío Arbós da el paso hacia la composición, presentando varias partituras de su pianista, Juan Carlos Garbayo, que sustituye así a los Gander, Sotelo y Elena Mendoza de Flamenco Envisioned. En realidad el trabajo compositivo de Garbayo no está muy alejado del que lleva a cabo el Trío Arbós a la hora de armonizar los temas clásicos del flamenco. Se trate del flamenco contemporéano, en el caso de las composiones de guitarristas actuales, o del flamenco decimonónico, esto es, el que en este recital tiene al cante de Rafael de Utrera como principal protagonista. Las seguiriyas y las alegrías que presentó Garbayo como autor, las primeras compuestas durante el confinamiento, siguen muy de cerca el toque flamenco clásico, y hasta el cante, y presentan nuevas variaciones melódicas de mucho interés. De hecho, en las alegrías de Motril podría pedir derechos de autor el cantaor gaditano Manolo Vargas.

Estas son, por tanto, las tres vertientes que presenta la nueva propuesta del Trío Arbós: por un lado las composiciones propias, muy cerca como digo de la tradición flamenca. Por el otro el trabajo de armonización de temas de guitarristas actuales como Paco de Lucía o Juan Ramón Caro. Y, finalmente, el acompañamiento al cante, finamente compuesto. A ello debemos sumar una cuarta línea, que era precisamente la dominante en Flamenco Envisioned. Se trata de ocmposiciones de autores académicos contemporéneos inspiradas en el flamenco. Esa era, como digo, la línea dominante en el anterior espectáculo flamenco del Trío Arbós, pero ha quedado francamente disminuida en esta entrega. Nos preguntamos por la razón de esta disminución, sobre todo teniendo en cuenta que esta era la línea que más nos interesaba de la propuesta anterior del Trío Arbós. Es posible que sea la falta de originales.

En todo caso, la Malagueña ausente del compositor aragonés Jesús Torres, nada que ver con el guitarrista flamenco contemporáneo homónimo, que es bilbaíno, fue lo que más me gustó de la noche. La ejecución de esta obra, un encargo del propio Trío Arbós, se vio subrayada por el baile denso, pleno de gesticulación e intensidad, como la propia obra, de La Moneta. Como digo, lo mejor de la noche.

Rafael de Utrera hizo primorosamente la soleá trianera, las malgueñas, los fandangos y nos regaló unos tientos casi en solitario. ¿Porqué la labor de los Surinach, María Escribano, Sotelo, etc., no ha encontrado continuidad en la actualidad? En todo caso, el trabajo que en este sentido está haciendo el Trío Arbós es encomiable.

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