Cultura

Lo mismo me llaman Carmen que Lolilla, que Pilar...

Ya sea a partir de la novela de Merimée, ya del libreto de la ópera de Bizet, el personaje de Carmen la cigarrera ha sido uno de los más revisitados de toda la historia de la danza. Sólo en flamenco, creadores como Antonio Gades, Rafael Aguilar o, más recientemente, Aida Gómez nos han dejado sus peculiares versiones. Entre ellas, y admitiendo todas las libertades que un artista se quiera tomar, la de Sara Baras es sencillamente inexistente. Una versión orquestal de la célebre habanera de Bizet, un capote de torero, una mujer y dos hombres son los únicos elementos que podrían remitirnos al título que aparece, sin matices, en el programa de mano. Por lo demás, nada: ni dramaturgia, ni personajes, ni vestuario, ni desarrollo del clímax dramático...

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