Centro municipal de Oliveros · Personas que no se conocían intercambian servicios con la hora como unidad monetaria

Te doy tiempo a cambio del tuyo

  • El Ayuntamiento de Almería desarrolla el único banco del tiempo de España exclusivo para mayores que se ayudan mutuamente

Él es Juan Barazas, jubilado sólo en papeles, afronta cada día, dice con amplia sonrisa, como el primero del resto de su vida. Tiene tal trajín de actividades que porta una agenda que sólo él puede traducir del horario sobrecargado que soporta, más propio de un alto ejecutivo que de lo que podría pensarse de una persona que luce 68 años. Entre clases de sevillanas, castañuelas, baile de salón, yoga, psicología o los cursos de francés que recibe, días y tardes (y en diferentes centros de distintos barrios), la agenda le reserva los jueves para dar clases de inglés a María Góngora. Ella, con 68 años, le enseña a cambio informática los viernes. Es el Banco del Tiempo, donde la unidad de intercambio y de valor es la hora.

Los bancos del tiempo son una iniciativa muy extendida en España con el denominador en común de estar compuestos por grupos de personas dispuestas a confiar en los demás para resolver problemas de la vida diaria o inquietudes. Pero Juan y María participan en un experiencia piloto que ha puesto en marcha el Ayuntamiento de Almería hace menos de cuatro meses en el Centro de Mayores Mediterráneo-Oliveros. Su peculiaridad que lo diferencia de otras propuestas es ésa, que todos sus integrantes disfrutan de esta tercera juventud que les permite ampliar conocimientos y a la par ser solidarios. "Es el único banco del tiempo dedicado exclusivamente a personas mayores del país", explica José María Navarro, trabajador social responsable de esta red de cooperación donde lo importante es ocupar el tiempo y dedicárselo a los demás.

"Estoy jubilado y no quiero estar viendo la tele todo el día y ver cómo la gente se hace rica por nada, mientras yo los observo como un tonto. Prefiero aprender cosas para las cuales antes no tenía tiempo por mi vida laboral", comenta Juan, tirando de agenda para ahuyentar lo más lejos posible el alzehimer o la demencia senil, remacha con cierta sorna, tirando también del refranero español: "Molino parado no gana maquila."

Ya había participado en un banco del tiempo cuando trabajaba en Canadá. Era distinto. Estaba constituido por empresas que se intercambiaban de forma gratuita servicios. La motivación aquí es otra. "Son todos gente muy activa y solidaria, lo primero que les interesa es ayudar más que recibir", apostilla Navarro.

Al igual que Juan, María es ejemplo de ello. "Siempre he trabajado en programas de voluntariado con chicas marginadas y colaboro con Cáritas". De espíritu inquieto, -lo demuestra su matriculación en la Universidad-, domina Internet. "Busqué como una loca bancos del tiempo en Almería, y cuando lo vi, me apunté rápido".

A los mayores interesados como María en este Banco del Tiempo lo primero que se les hace es una entrevista personal con el requisito de antemano de pertenecer al Centro de Oliveros. "Le hacemos -explica el trabajador social- un cuestionario para conocer sus motivaciones y necesidades", además de un poco de ellos mismos al objeto de emparejar personas con un carácter afín. Firman un contrato de responsabilidad como en cualquier otro servicio de voluntariado y entran en el banco de datos con los servicios que pueden prestar y los que desean recibir. "No todo vale, tienen que ser servicios adaptados a la edad que no puedan repercutir de forma negativa en su salud". Los hay tan variapintos, concreta Navarro, como papiroflexia, clases de trucos de magia, clases de informática o inglés, acompañamientos de distinta índole (ir al médico, a la compra, étc.), pequeños arreglos domésticos, ganchillo, frivolite, lectura de libros, peluquería y hasta consejos psicológicos o asesoramiento burocrático.

Se les abre un cuenta corriente y se les entrega un talonario de cheques-horas. Se les presta las herramientas necesarias como la posibilidad de utilizar las dependencias municipales como punto de encuentro, aunque los trueques tienen libertad para concretarse en otros lugares.

Si bien este Banco del Tiempo de Oliveros comenzó su actividad a principios del mes de diciembre, hay inscritas en él siete personas, un número reducido debido en parte a que está limitado a los socios de este Centro, aunque sus responsables no descartan abrir a otros centros esta iniciativa de las áreas de Atención Social, Presidencia, Participación Ciudadana y Organizaciones Sociales, y de la Delegación de Asuntos Sociales.

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