Culpable | Estreno en Netflix

Otro 'remake' innecesario

Jake Gyllenghaal, protagonista y productor ejecutivo de este remake.

Jake Gyllenghaal, protagonista y productor ejecutivo de este remake.

Es el signo de los tiempos. No hay memoria ya siquiera para un filme de relativo éxito de hace apenas tres temporadas, o si la hay es necesario rehacerla a la medida de la demanda amnésica de las plataformas globalizadas. Lo paradójico es que la película danesa original del mismo título (dirigida por Gustav Möller e interpretada por Jakob Cedergren) ya borraba toda identidad local en aras del riguroso formato de género, un tour de force espacio-temporal con personaje único (policía en plena crisis), llamadas telefónicas y argumento de thriller como reclamo para una escalada de tensión sostenida sobre los quiebros, la revelación y el ritmo.

Jake Gyllenghaal, a la sazón también productor, es ahora el policía castigado en el teléfono de emergencias y en pleno proceso de investigación interna, y pone demasiada carne en el asador de la proyección personal en el que parece un caso de secuestro y violencia de género. Con insustanciales retoques de guion de Nick Pizzolato (True detective) y dirección efectista de Antoine Fuqua (Training day, The equalizer), este remake repite la misma trama y sus giros para desgracia de los que ya vimos el original, y apenas añade morralla psicológica, incendios angelinos de fondo y unos superfluos insertos de la acción exterior a los duelos telefónicos. También un imperdonable y timorato final, no se vayan a ofender las asociaciones de padres.