Crítica 'Diez años y divorciada'

Denuncia de corto alcance

diez años y divorciada. Drama, Yemen, 2014, 96 min. Dirección y guion: Khadija Al-Salami. Fotografía: Victor Credi. Música: Thierry David. Intérpretes: Reham Mohammed, Adnan Alkhader, Sawadi Alkainai, Rana Mohammed, Ibrahim Alashmori, Munirah Alatas.

Hay películas cuyo principal mérito parece ser el mero hecho de existir, y puede que esta cinta de origen yemení (aunque con dinero y equipo técnico extranjeros) sea una de ellas. Un mérito que se desdobla además en su cándida voluntad de denuncia sobre las condiciones de la mujer en aquel país de Oriente Medio y el empuje cada vez mayor del islamismo radical en todos los ámbitos de la vida civil.

A partir de un caso real convertido a su vez en novela-reportaje, la película de Khadija Al-Salami hace riguroso honor a su descriptivo título a la hora de contar el periplo de Nojoom, una niña de familia humilde que es entregada en matrimonio por su padre a un hombre adulto a cambio de una pequeña dote.

Narrada en tres didácticos tiempos, el de la infancia rural, el duro y traumático presente del matrimonio forzado y el juicio en el que ésta busca la liberación, Diez años y divorciada tiene sus mejores logros en el retrato etnográfico de una cultura, una sociedad, sus ritos y costumbres, profundamente desconocidos y rara vez representados en el cine. Por contra, la película se ve siempre lastrada por un esquematismo dramático y narrativo que se nos antoja más orientado a la comprensión y el calado entre su espectador local que útil o efectiva a los ojos occidentales. Y tal vez sea ésa la gran paradoja de esta modesta y reivindicativa película: que nunca pueda verse entre quienes la protagonizan y podrían sacar alguna utilidad cívica y política de su historia.

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