Crítica 'Juego de Armas'

Enséñame el dinero

juegos de armas. Comedia dramática, EEUU, 2016, 112 min. Dirección: Todd Phillips. Intérpretes: Miles Teller, Jonah Hill, Ana de Armas, Bradley Cooper, Jeff Pierre, Shaun Toub, Barry Livingston.

Jonah Hill vuelve a estar gordo, y eso siempre es buena noticia. Y lo es también, en cierto modo, que cierto cine de Hollywood, como lo mejor de sus recientes ficciones televisivas, haya optado por desenmascarar, con más o menos ironía o sentido crítico, al capitalismo como verdadera maquinaria identitaria y psicológica de una nación que, en su esquizofrenia extrema, tiene al alcance de la mano la posibilidad de colocar a un infame mercachifle como Donald Trump en la Casa Blanca.

Juegos de armas mete la mano en la caja y el dedo en el ojo, aunque tampoco lo retuerce demasiado. Se trata al fin y al cabo del retrato (moral) del ascenso y caída de dos arribistas que encuentran en el negocio (legal e ilegal) del tráfico de armas su particular camino hacia el sueño americano.

Jonah Hill y Miles Teller (un actor algo insípido al que este papel parece venirle como anillo al dedo) sostienen así los tipos de una posible picaresca norteamericana en tiempos de guerra sucia, neocolonialismo global y total ausencia de escrúpulos y, como en El lobo de Wall Street, con la que esta cinta guarda ciertas resonancias, ponen boca arriba las cartas de un sistema perfectamente engranado en el que el dinero llama al dinero en una desbocada estética del pelotazo que no conoce otra ética que la del símbolo del dólar.

Todd Phillips, responsable de la exitosa saga del Resacón, maneja con soltura de fórmula una narración en primera persona que adopta la velocidad de crucero y el tono ligero como estrategias para el distanciamiento de los hechos y personajes reales, convirtiendo en fábula satírica lo que, en realidad, no es más que el pan nuestro (de otros) de cada día.

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