Crítica de Cine

Extraordinaria interpretación de Jason Clarke desaprovechada

Fotograma de la cinta francesa.

Fotograma de la cinta francesa.

Reinhard Heydrich (1904-1942) era hijo de una acomodada y culta familia alemana, fuertemente nacionalista y convencida de la supremacía aria, arruinada tras la Primera Guerra Mundial. Enrolado en la marina pronto ascendió militar y socialmente hasta que su agitada vida de conquistador le valió ser expulsado en 1931 por comportamiento deshonroso. Su matrimonio con una nazi le valió ser fichado por Himmler para el servicio de inteligencia de las SS. Esta vez su ascenso fue fulgurante: un año más tarde fue nombrado jefe del SD -servicio de seguridad y espionaje del partido- y tras la toma del poder por Hitler, con solo 30 años, era el jefe de la Oficina Central de Seguridad del Reich que agrupaba el SD y la Gestapo. Tras el inicio de la guerra sumó los cargos de máxima autoridad de Bohemia y Moravia, y fue uno de los máximos responsables del Holocausto, tanto a través de la creación de los Einsatzgruppen (unidades móviles de exterminio) como de los campos de concentración. Hitler le llamó "el hombre del corazón de hierro" y era conocido como "el carnicero de Praga" o "la bestia rubia". Fue asesinado en Praga en mayo de 1942 por un comando checoslovaco entrenado por los ingleses.

El cine ha tratado varias veces el asesinato de Heydrich, la penúltima en Operación Anthropid (Ellis, 2016), siendo la mejor Los verdugos también mueren (realizada solo un año después del atentado, en 1943) con dirección de Fritz Lang y guión de Bertold Brecht. La que hoy nos ocupa, siendo correcta, solo aporta como novedad ofrecer una excelente y completa biografía de Heydrich, cuestión no tratada en las otras películas.

El realizador francés Cédric Jiménez, experto en cintas de acción basadas en atentados perpetrados por terroristas (Aux yeux de tous) o en la lucha contra el crimen organizado (la muy apreciable Conexión Marsella) no logra completar el buen y escalofriante retrato de este personaje monstruosamente malvado y frío siguiendo la compleja trama de la muy buena novela de Laurent Binet en que se basa el guión: HHhH (siglas de cómo era conocido entre los suyos: "Himmlers Hirn heisst Heydrich", el cerebro de Himmler se llama Heydrich), que obtuvo el premio Goncourt en 2010.

Gracias a la estupenda interpretación de Jason Clarke lo mejor de la cinta es el retrato de Heydrich desde el inicio de su ascenso hasta su triunfo como uno de los peores criminales de la historia, logrando recrear su rara personalidad desapasionada, capaz de cometer los más horrendos crímenes que la humanidad haya conocido por mera ambición y cálculo, sin el componente fanático de otros nazis. Sin embargo cuando el convincente retrato del monstruo con cerebro (y muy eficaz) pero sin corazón (o con corazón de hierro, según Hitler) se convierte en el relato polifónico de la compleja y original novela de Laurent Binet, el guión de Audrey Diwan (habitual colaborador de Jiménez), David Farr y el propio Jiménez, no se logra hilar la suma de puntos de vista que daba riqueza al original literario. Abandonado Heydrich como aterradora figura única para añadir el complot y el atentado, la trama se hace confusa, la dirección mecánica y la película al principio prometedora toma el rumbo de una correcta película televisiva. Si el director se hubiera centrado en la figura de Heydrich la extraordinaria, agobiante, tensa, gélida y a la vez furiosa interpretación de Jason Clarke hubiera sido capaz por sí sola de sostener una obra mucho más convincente.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios