Crítica de Cine

Gracieta no tan graciosa

Los protagonistas de 'Las apariencias engañan'.

Los protagonistas de 'Las apariencias engañan'.

Sabiendo que este director nos ha brindado Supersalidos, Adventureland y Paul nadie que vaya a ver esta película puede protestar: aquí, al contrario que en su título español, las apariencias no engañan. En versión dramática, de acción o de comedia -que las tres hemos visto- el argumento está manoseado: la vida de un matrimonio memo que vive en un tranquilo barrio residencial se ve alterada cuando a la casa de al lado se mudan unos espías. ¿Que ya la han visto? Por supuesto. ¿Y qué? Greg Mottola no hace películas para paladares exquisitos.

Todo gravita sobre esa pasión de la clase media por verse ridiculizada, no por masoquismo, sino para sentirse más inteligentes (¡nos reímos de nosotros mismos!) y por ello superiores a los memos representados en la película. Lo que se representa en la confrontación entre los alicortos protagonistas y sus bellos y dinámicos vecinos espías que los arrastrarán a aventuras disparatadas.

Hubo un tiempo en el que el cine americano cantó la aurea mediocritas provinciana (el "se está mejor en casa que en ningún sitio" de El mago de Oz). Después vino otro en el que el realismo y lo fuerte, por influencia de la literatura seria adaptada a best-sellers y exigencia de las películas para adultos, obligaba a mostrar que tras la tranquila apariencia suburbial hervían bajas pasiones (más inspiradas por la Peyton Place de Grace Metalius que por los relatos de John Cheever).

La cosa progresa poniendo al marido tonto en situaciones absurdas al seguirle la corriente a su glamuroso vecino y convirtiendo a la esposa tonta -pero menos que su marido- en una vieja del visillo obsesionada por descubrir el secreto de sus vecinos. Hasta que se vean arrastrados al mundo de los espías. Discretamente entretenida.

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