La Llorona | Crítica

Para llorar

Una imagen de la película.

Una imagen de la película. / D. S.

En el folclore latinoamericano la Llorona es el fantasma de una mujer que perdió o mató a sus hijos y vaga, desesperada y llorosa, además de llena de rabia y de odio por lo que no es muy recomendable encontrarse con ella. Sobre todo que no lo hagan los niños. Su leyenda ha sido llevada muchas veces al cine, sobre todo aunque no sólo al mexicano, y ha inspirado una de las más bellas canciones del folclore de dicho país.

Nada tienen que ver esta triste y bella historia y la hermosísima canción con esta película que opta por el susto efectista y la facilonería de una banda sonora de chimpún, llevando a la pobre Llorona a los más miserables suburbios del hiperexplotado universo-franquicia Expediente Warren (es una producción de James Wan) donde la mezcla con El exorcista.

No debe ser casual que la siguiente película de Michael Chaves, que debuta en el largometraje con este churro, sea la tercera entrega de los dichosos expedientes. Para ser un debut el señor Chaves parece viejo, cansado, harto, deseoso de despachar este toro con tres capotazos y un bajonazo. Sorprende tanta rutina y falta de frescura en quien toma la alternativa.

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