Crítica 'un hombre solitario'

Vida de crápula

Un hombre solitario. Drama, EEUU, 2009, 87 min. Dirección: Brian Koppelman, David Levien. Guión: B. Koppelman. Fotografía: Alwin H. Kuchler. Música: Michael Penn. Intérpretes: Michael Douglas, Susan Sarandon, Jesse Eisenberg, Mary-Louise Parker, Jenna Fischer, Anastasia Griffith.

Con el aval de Steven Soderbergh, hechuras de telefilme con reparto de lujo (Sarandon, De Vito, Parker, Eisenberg) y cuatro años de retraso respecto a su estreno norteamericano, Un hombre solitario llega a la cartelera española aprovechando tal vez que está fresca y reactivada la trayectoria de Michael Douglas, cuya propia biografía (adicciones, enfermedades, divorcios, comeback...) se adivina aquí en paralelo a su personaje, un hombre de negocios adicto a las mujeres y caído en desgracia que, como en la canción de Johnny Cash que da título al filme, parece abocado a acabar solo el resto de sus días.

Llama poderosamente la atención que la cinta de Koppelman y Levien discurra a velocidad de crucero por momentos y situaciones dramáticas de peso (véase la relación fugaz de Douglas con la hija casi adolescente de su nueva mujer), a saber, con una distancia saludable que trasluce una mirada no exactamente moralizante sobre unos materiales de alto riesgo que se despliegan con ritmo y fluidez.

Incluso cuando da giros poco verosímiles (el regreso al hometown para trabajar de camarero), la película consigue mantenerse siempre a flote en un territorio de ambigüedad respecto a las acciones y decisiones contradictorias de su personaje, que se resisten, casi de manera suicida, a la salida fácil de la redención o la catarsis.

Y ahí donde las ideas cinematográficas han ido siempre muy por detrás de la efectividad dramática, a veces caprichosa, del guión y del notable trabajo de Douglas, un magnífico plano final deja abierta toda lectura conclusiva y hace pensar de nuevo todo el filme de manera retroactiva.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios