España, la primera globalización | Crítica

Contra la Leyenda Negra

La Historia contra el adanismo. Los hechos contra la propaganda. La verdad contra los complejos. Llega este documental a las salas en un momento muy necesario y oportuno, justo cuando prolifera entre ciertos sectores de la izquierda y su particular batalla cultural la imagen de una España de Leyenda Negra, una nación manchada por su pasado histórico, imperial y colonial por el que, por lo visto, hay que pedir perdón, como demandaba no hace mucho el presidente mejicano López Obrador en una torpe maniobra de distracción.

Y lo hace, cortesía del siempre fiable y riguroso José Luis López-Linares (Un instante en la vida ajena, A propósito de Buñuel, Extranjeros de sí mismos, El Bosco: el jardín de los sueños), de una manera ortodoxa en sus formas, que hilvanan materiales de diversa procedencia (pictórica, cartográfica, cinematográfica, documental, etc.) a través de las declaraciones de los historiadores y expertos (hasta 40), pero una ortodoxia que se nos antoja aquí si cabe más necesaria que nunca para dar voz de autoridad a los hechos, narrados por quienes los conocen bien desde el estudio concienzudo, como argumentos de peso para sostener las tesis contrarias a esa leyenda construida (y asumida) desde hace ya muchos siglos como estrategia de propaganda antiespañola en el contexto de la geopolítica de su tiempo.

Este documental combate así firmemente esta era de medias verdades ajustadas a lo políticamente correcto y el efecto tweet para abrazar la complejidad de la Historia desde las posibilidades de su formato (el asunto, denso y prolijo en datos, fechas y personajes, de los Reyes Católicos hasta el siglo XIX, daría para una serie, qué duda cabe), y es precisamente en las voces de los historiadores donde descansa una verdad, también el desmentido de muchas mentiras, que sitúan realmente a España y su pasado de aventuras y conquistas de ultramar y apertura del mundo (de América a China) en sus justos términos económicos, culturales y sociales, artífice y protagonista de esa primera globalización entendida no tanto como proceso de invasión, opresión o aniquilación de los pueblos sino como camino de expansión, convivencia y mestizaje, de progreso y riqueza en definitiva, un camino no exento de peajes, abusos y errores que no invalidan el gigantesco peso de sus logros para la Humanidad, que sólo pueden ser juzgados desde la perspectiva de su tiempo y su contexto y no desde un presente acomplejado, manipulador, tendencioso y tantas veces ignorante.