Mi gran despedida | Crítica

Empoderamiento 'choni'

Una imagen del filme de Antonio Hens y Antonio Álamo.

Una imagen del filme de Antonio Hens y Antonio Álamo.

Si tuviera que encargarme de la promoción de esta película, diría que se trata de una reelaboración de los materiales y modos del carnaval en aras del empoderamiento femenino de esa clase trabajadora orgullosa de sus orígenes y desprejuiciada a la hora de festejarlos. A saber, Mi gran despedida reúne a un nutrido grupo de chonis gaditanas en torno a la despedida de soltera de una de ellas, en un clásico esquema de ‘banquete distópico’ que sirve de excusa y estructura para narrar varias historias personales que, cada una en su deriva (los amores o la maternidad frustrados, la inseguridad, la tradición) coinciden en señalar la ‘opresión heteropatriarcal’ ambiental como factor determinante para la insatisfacción de estas mujeres, a la postre valientes en sus gestos de revelación o rebeldía.

Escriben y dirigen el dramaturgo Antonio Álamo y el cineasta Antonio Hens (Clandestinos, La partida), y lo hacen con plena confianza en el tono popular-populachero-chabacano de su propuesta, fraguado en el uso y abuso del lenguaje, giros, gestos y expresiones de la calle y un elenco de mujeres, mezcla de actrices profesionales e improvisadas, al que se da rienda suelta para ese autocomplaciente naturalismo gadita que, como en el carnaval, hará las delicias de la platea en su efecto de reconocimiento especular.

Mi gran despedida aspira así a redimir a estas mujeres silenciadas por la ‘cultura’, y hacer de ellas pequeñas heroínas cotidianas de una lucha oculta contra los roles a los que su propia condición los ha sometido. Otra cosa es ya que, más allá de la operación ‘intelectual’, los hallazgos o resultados cinematográficos estén a la altura o no contribuyan precisamente al efecto contrario, es decir, a la caricatura anestesiante y grotesca. Y mucho que temo que es eso lo que acaba ocurriendo aquí, sin distancia formal ni estilística sobre unos materiales que, en su forzado y a veces confuso viaje narrativo de ida y vuelta y salidas y entradas, termina por convertir la función en un sainete de sabor andaluz al que hay que echarle demasiadas ganas para que trascienda en su mensaje emancipador y empoderado.  

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