Sweat | Crítica

El sudor de las apariencias

Magdalena Kolesnik es la protagonista de 'Sweat'.

Magdalena Kolesnik es la protagonista de 'Sweat'.

Una exitosa monitora de fitness (Magdalena Kolesnik, atlética y fría) con más de 600.000 seguidores en Instagram retransmite en directo su saludable vida como un producto más de la oferta digital, una vida monetizada hasta el último gesto y la última imagen prefabricada. Se ve venir pronto que esta fachada mediática y radiante esconde un alma en lucha, una soledad y un aislamiento que intentan disimularse a toda costa.

Cuando las cámaras no están encendidas, Von Horn empieza a desvestir las emociones verdaderas de la influencer: una visita a casa de los padres, secuencia nodal del film, revela los orígenes de clase y los conflictos familiares no resueltos, las carencias afectivas o la dificultad para amar.

A pesar de su distancia y voluntad objetiva, Sweat tiene necesidad de encontrar una salida para su protagonista. El hombre que la acosa no deja de ser otra víctima inocente de la perversión digital y su castigo desmesurado por el verdadero depredador hará que Sylwia atisbe también una suerte de revelación.  

Con cierto aire sociológico sobre este tiempo de máscaras, redes y simulacros, pegada a su protagonista y su mundo de pantallas, marcas, tejidos técnicos y colores sintéticos, Sweat se suma a ese cine atento a los discursos y criaturas del presente en una actualización del realismo de seguimiento que tanto ha interesado siempre a cierto cine de autor europeo.