El lago del ganso salvaje | Crítica

Abstracción 'noir' made in China

Diao Yinan se suma con este su cuarto largometraje, que compitió en la pasada edición de Cannes, al particular annus marabilis del nuevo cine chino de autor que nos ha traído a la programación festivalera y, milagro, también a la cartelera española, títulos memorables como La ceniza es el blanco más puro (Zhangke), Adiós, hijo mío (Xiaoshuai), An elephant sitting still (Bo) o Largo viaje hacia la noche (Gan), si acaso el puñado de cintas más estilizadas y audaces del último cine mundial al tiempo en que certeras y variopintas miradas a la deriva contemporánea de un país que se debate entre los vestigios analógicos de su tradición y la superficie artificiosa, casi onírica, digital y en tonos neón de un presente devorado por las fauces del neocapitalismo.

Ya en Black Cool (2014), también estrenada por aquí, dio Yinan sobradas muestras de su pasión por los esquemas, tipos y ambientes del cine negro, elementos que lleva aquí si cabe a un terreno de mayor depuración narrativa y abstracción formal a través de una trama de bandas enfrentadas y una huida desesperada una vez desatada la guerra entre ellas. Entre callejones, patios traseros, garajes, pequeños restaurantes y los alrededores del lago local que le da nombre, la cinta se adentra y se pierde en su particular laberinto de espacios que Yinan parece concebir como sets y escenografías para desplegar nuevas ideas y originales soluciones de puesta en escena que en ocasiones son pura filigrana para el ojo, desde la decapitación nocturna en motocicleta al encuentro sexual en la barca, sin olvidar las persecuciones, tiroteos y escenas cuerpo a cuerpo que, en sus manos, apuntan siempre a una autoconsciente y barroca estilización made in Asia.

Sobre los esquemas tradicionales del triángulo pasional, la reescritura de la femme fatal, los clanes enfrentados o el destino trágico, lo determinante en El lago del ganso salvaje no es tanto su trama o el carácter arquetípico de sus personajes, como la capacidad de Yinan para llevarlo todo a un terreno de abstracción, forma y tempo (reposado, detenido casi) que hace de su película no sólo un mapa para el diagnóstico social a través de sus bajos fondos como un potente retrato sobre las infinitas variaciones y posibilidades de un género que se amolda a los tiempos, las geografías, los paisajes y las arquitecturas del presente.