Crítica cine

'Los fantasmas de mis ex novias': Para fantasma, Matthew McConaughey

Los fantasmas de mis ex novias. Comedia, EEUU, 2009, 100 min. Director: Mark Waters. Intérpretes: Matthew McConaughey, Jennifer Garner, Breckin Meyer, Lacey Chabert, Robert Forster, Anne Archer, Emma Stone, Michael Douglas. Guión: Jon Lucas, Scott Moore. Fotografía: Daryn Okada. Música: Rolfe Kent.

¿Quién le habrá dicho a Matthew McConaughey que podía ser un actor? ¿Quién le animaría a dedicarse a la interpretación? Un genio, desde luego. Porque apostar por que alguien con tan pocas dotes para actuar llegue a ser una estrella (o lo que en estos decaídos tiempos se parezca más a lo que fueron las estrellas cuando las películas se veían en cines en vez de en centros comerciales) y ganar tiene mérito: sólo los más grandes adivinos y profetas anunciaron cosas tan inverosímiles que después se cumplieron. Tiene cara de guaperas bruto y un poco espeso -lo que, vaya usted a saber por qué, resulta atractivo para muchas mujeres-, está cachas, tiene tabletita y todo eso, ya… Pero muchos pobres chicos que gozan de estos atributos se ganan la vida en despedidas de soltera, mientras que él ha triunfado en el cine. Incomprensible. El caso es que el señor McConaughey logra pagar sus facturas actuando en películas y que logra que lo vuelvan a contratar pese a que, quitando EdTV, Lone Star y U-571, su filmografía está más bien cortita de méritos.

Viendo Los fantasmas de mis ex novias, título que no le añadirá gloria, el espectador puede dedicarse a reflexionar sobre estas y otras interesantes cuestiones para sobrellevar la más bien tediosa proyección de una película que no arranca mal, media dando traspiés y termina fatal. Revisión memo-erótica del Cuento de Navidad de Dickens, el guión presenta a un ligón con alergia al matrimonio al que le es dado tener visiones -a través de fantasmas femeninos, no faltaba más- de su pasado, su presente y su posible futuro en el caso de que no cambie. Si en el cine de acción McConaughey puede disimular sus carencias, en la comedia, donde no bastan los músculos ni apretar las mandíbulas, es patético.

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