Crítica de Cine

El genio y su sombra protectora

Firth y Law, en la ficción el editor Maxwell Perkins y el autor Thomas Wolfe.

Firth y Law, en la ficción el editor Maxwell Perkins y el autor Thomas Wolfe. / d. s.

Esta película trata de la honda relación amistosa e intensa relación creativa entre el escritor Thomas Wolfe (1900-1938) y Maxwell Perkins (1884-1947), editor y lector jefe de la prestigiosa y muy respetable editorial Scribner's (fundada en 1846 y casa editorial de Henry James, Edith Wharton o John Galsworthy). El talento de Perkins para descubrir talentos le convirtió en una leyenda editorial tras fichar para su firma a los hasta entonces inéditos Scott Fitzgerald con A este lado del paraíso, Los hermosos y malditos y El gran Gatsby en 1920, 1922 y 1925, y a Hemingway con Fiesta y Adiós a las armas en 1926 y 1929. Con ello Perkins abrió la venerable editorial a los nuevos vientos creativos. Es más, la convirtió en una de las referencias de la nueva literatura americana. En la cumbre de su carrera y prestigio, cuando en 1928 le llegó el voluminoso manuscrito de El ángel que nos mira del desconocido Thomas Wolfe, rechazado por otros editores, Perkins supo que era una obra maestra y, tras trabajar exhaustivamente con Wolfe su versión definitiva, lo editó con un éxito inmediato. El editor de libros abarca la relación entre ambos entre este año y 1938, fecha de la temprana muerte de Wolfe.

Tiene la película tres puntos fuertes y dos débiles. El primero de sus aciertos es el guión de John Logan (Un domingo cualquiera, Gladiator, El aviador, Sweeney Todd o La invención de Hugo) que convierte el libro de Scott Berg (biógrafo que logró el Pulitzer por su obra sobre Lindbergh) en un extraordinario texto sobre la amistad, la dignidad personal y la creación literaria. El juego entre el culto, educado y cordial Maxwell Perkins y el volcánico, egoísta e imprevisible Thomas Wolfe da pie a secuencias espléndidamente escritas que desnudan muchos tópicos (especialmente en la discusión entre Perkins y Wolfe tras la desastrosa cena con Scott y Zelda Fitzgerald). También es mérito del guión plantear el dilema del editor, que sobre todo en Estados Unidos juega un papel sumamente complejo por su intervención en la redacción final de las obras. ¿Las mejora o las mutila? ¿Está a favor del autor o del mercado? En la edición española de El ángel que nos mira (Valdemar, 2009) se incluye como prefacio un aclarador texto de Maxwell Perkins sobre su relación con Wolfe, que fue venenosamente acusado de mantener una relación creativa de dependencia con su editor.

El segundo punto fuerte es la estupenda y sobriamente emotiva interpretación que Colin Firth hace de Maxwell Perkins; y el tercero, la conmovedora creación que Nicole Kidman hace de la amante de Wolfe: ella es la estrella absoluta de la película. Su mirada vuelve a tener la desasosegante intensidad dramática que alcanzó en su portentosa interpretación de Virginia Woolf en Las horas.

Los dos puntos débiles, por desgracia muy influyentes en el resultado final, son el preciosismo académico que le imprime el debutante Michael Grandage -prestigioso director teatral y operístico que no ha comprendido las diferencias entre la escena y la pantalla- agravado por la relamida fotografía de Ben Davis. Y la histriónica interpretación de Jude Law, que suma todos los clichés gesticulantes y vociferantes sobre el genio maldito y autodestructivo. Sorprende que a un director teatral que tan buenas interpretaciones logra de Firth y Kidman se le desboque Law hasta extremos grotescos. Con los secundarios pasa algo parecido: Dominic West compone un Hemingway de museo de cera mientras Guy Pearce crea un Fitzgerald tan contenido como emotivo.

El muy buen guión de Logan, la excelente interpretación de Firth, la soberbia presencia de Kidman y las tallas inmensas de Perkins y Wolfe hubieran merecido un director con más experiencia y el despido de Jude Law tras el primer día de rodaje. Con todo, es una muy recomendable película que tiene además el mérito de dar a conocer al gran público a este gran editor y este genial escritor.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios