Cine

Hombres G frente a la maldición de los musicales

  • El director David Serrano se basa en sus canciones para 'Voy a pasármelo bien', una película con Raúl Arévalo y Dani Rovira que llega este viernes a los cines 

David Serrano, con los integrantes de Hombres G.

David Serrano, con los integrantes de Hombres G. / Sergio Pérez / Efe

Al cine español le cuesta producir musicales; llegan, pero con cuentagotas. David Serrano (guionista de Al otro lado de la cama, una incursión en el género que fue la película más taquillera de 2002) ha decidido animar la cartelera con Voy a pasármelo bien, un Mamma Mía con canciones de Hombres G que reta a este "género maldito" y que llega este viernes a los cines.

La definición es de David Summers, vocalista, bajista y compositor del mítico grupo de los ochenta, que también participa como productor de la cinta, una comedia romántica contada en dos épocas a la vez, cuando los protagonistas eran críos de doce años y treinta años después, ambos momentos hilvanados por canciones del grupo madrileño.

"El musical es un género maldito, artistas importantísimos, como Julio Iglesias, tenían un éxito enorme pero sus pelis no funcionaban. Es un género difícil, arriesgado (...) Cuando hicimos Sufre, mamón, en el 87, hablamos de si la película no funcionaría por mucho que le fuera bien al grupo... Gracias a Dios nos equivocamos y Sufre mamón fue un taquillazo", apunta Summers.

"Y esta va a salir muy bien, hemos conseguido entre todo el equipo transmitir emociones muy bonitas y positivas", augura el autor de Marta tiene un marcapasos.

Rafa Gutiérrez, guitarra del grupo, añade que ha sido un reto "hacer un musical al estilo Mamma Mía, en el sentido de que es la música de un grupo -en esa, ABBA, aquí, nosotros-, pero los músicos no tienen nada que ver, lo que se cuenta es una historia paralela". En concreto, desvela Summers, es la historia del director.

"Pues si, es mi propia vida. Cuento mi primer amor, lo que me pasó con Layla, la historia de mis amigos... Es superautobiográfica", confiesa David Serrano, convencido de que ha podido hacer esta película gracias a la experiencia y formación que le dio dirigir el musical teatral Billy Elliot, porque rodar un musical con niños "es muy complicado", afirma.

Un fotograma de la película. Un fotograma de la película.

Un fotograma de la película. / D. S.

Explica que el productor Enrique López Lavigne (productor también de La llamada, 2017) había comprado los derechos de las canciones y quería hacer otro musical. Y se pusieron a ello. "Fíjate que la peli empezó como un encargo y ha terminado siendo la más personal de mi carrera", señala Serrano. Hasta el punto de que el actor que hace de padre del protagonista es su padre.

Hay pocos cambios de la realidad: su infancia transcurrió en Albacete, de los 9 a los 13, no en Valladolid, como ocurre en Voy a pasármelo bien. Cuando volvió a Madrid se encontró "una ciudad muy inhóspita". "Necesitábamos una ciudad pequeña que nos permitiera hacer nuestras tropelías, que tuviera un casco antiguo bonito, que pudiéramos rodar como si fueran los 80 y que tuviera un festival de cine. Para mi era importante que fuera de verdad", señala Serrano.

"El musical es un género maldito en España. Julio Iglesias se estrellaba con sus películas", dice David Summers

La película arranca en el presente, cuando David, el alter ego del director (al que da vida Raúl Arévalo), se entera de que el amor de su infancia, Layla (la mexicana Karla Souza), va a recibir un premio en la Seminci. Es una directora de cine famosa y hace treinta años que no sabe nada de ella.

Con ese motivo pasan juntos una semana; los recuerdos aparecen entrelazados con las canciones de su grupo favorito y ambos regresan a 1989 cuando acaban de empezar octavo de EGB. y notan que se gustan.

En la realidad, Layla no tiene que ver con el cine, pero Serrano la recuperó 34 años más tarde para que le ayudase a escribir el guion. "Fue muy alucinante", dice.

Los músicos tuvieron que retocar, acortar y cambiar algo las canciones para que las cantaran los niños, pero siempre manteniendo la impronta del grupo. Destaca también el trabajo del coreógrafo Iker Carrera, con quien se prepararon los niños, la mayoría sin experiencia ni en el baile ni en el cine. Solo Rodrigo Díaz (que interpreta a Paco Perona, Dani Rovira de adulto), provenía de Billy Elliot.

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