Crítica

'El padrastro': Otra de asesino en serie

El padrastro. Terror, EE UU, 2009, 101 min. Director: Nelson McCormick. Guión: J.S. Cardone. Intérpretes: Dylan Walsh, Sela Ward, Penn Badgley, Amber Heard. Montaje: Eric L. Beason. Fotografía: Patrick Cady. Música: Charlie Clouser.

Una nueva versión de una vieja (que no es lo mismo que antigua) película de culto con asesino en serie dentro: poco atractivo, ¿verdad? Pues el resultado lo es aún menos. Por qué el cine cuenta historias sórdidas de horrendos criminales tiene tres explicaciones: es un pretexto atractivo para el público que deja las manos libres al director para elaborar refinados ejercicios de alto estilo (que de otra forma ni el respetable ni la industria consentirían) a través de los que bucea en profundidades de la naturaleza humana sin perder la compostura, caso de Hitchcock; es resultado de la necesidad de comprender -a través de su representación- la patología criminal, retratar el horror como ejercicio necesario para afrontarlo (casos del Brooks de A sangre fría o el Attenborough de El estrangulador de Rillington Place); o es, simplemente, explotación del morbo. En los tres casos las películas se hacen para ganar dinero exhibiéndolas (es lo habitual, salvo tal vez en España). Las diferencia que unas también quieren hacer taquilla y otras sólo buscan ese objetivo. En algunos casos los dioses del cine -que normalmente deben estar locos, como los de la película de Jamie Uys- castigan a los explotadores del morbo dejándolos sin méritos y cortitos de público. Ya lo decían los antiguos: quién escribe para comer, ni come ni escribe.

Pues sin escribir (al menos buen cine) y sin comer (o al menos sin taquillazo) parece que se ha quedado esta vez Nelson McCormik, adiestrado en engordar la taquilla con sanguinolentas transfusiones tras su viscosa Una noche para morir. Si en aquella un psicópata que había asesinado a una familia volvía al lugar del crimen para rematar la faena, en El padrastro un colega más metódico va matando sus sucesivas familias al descubrir que no son tan perfectas como las deseaba. Hasta que da con una familia con chico listo que sospecha que su futuro padrastro es un poco rarito. Para pasar el rato si no se tiene nada mejor que hacer. Poniendo buena voluntad, eso sí.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios