Crítica 'Asesinos inocentes'

Para septiembre

asesinos inocentes. Thriller moral, España, 2015, 93 min. Dirección: Gonzalo Bendala. Guión: J. M. Asensio, Gonzalo Bendala. Fotografía: Álvaro Gutiérrez. Música: Pablo Cervantes. Intérpretes: Maxi Iglesias, Aura Garrido, Manolo Solo, Lucho Fernández, Javier Hernández, Miguel Ángel Solá.

El debut en el largometraje de Gonzalo Bendala tiene los defectos habituales del filme que lo fía todo al look y la factura, buscando una buena carta de presentación en el cine industrial de género al que parece fiarlo todo ya nuestro cine español, y descuida demasiado los mimbres argumentales que le den una mínima consistencia.

En efecto, todo luce bien en pantalla, ese tono ocre y noir de la fotografía, los rostros de un puñado de jóvenes actores televisivos (de dudosas prestaciones interpretativas), el cuerpo cansado de Miguel Ángel Solá (no precisamente en una de sus mejores apariciones), las calles (vacías) de una Sevilla poco reconocible, unos interiores bien diseñados (donde transcurren buena parte de las secuencias), la omnipresente música orquestal de Pablo Cervantes como muleta...

Sin embargo, a poco que rasgue uno bajo esta superficie de debutante aplicado, se encontrará con una trama inverosímil y forzada, la de un supuesto thriller moral que sitúa a un grupo de jóvenes universitarios (sic) en un juego de cansinas idas y venidas a propósito de un asesinato por encargo y de sus propias cuitas sobre la amistad, la lealtad y la traición.

Apenas planteado su dilema, el filme de Bendala se descalabra irremediablemente por la pendiente de sus propias y caprichosas trampas e incoherencias, que se acentúan cada vez más a medida en que se acerca su desenlace (patético), dejando la sensación de experimento fallido y pretencioso.

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