Aún quedan algunos distribuidores independientes dispuestos a apostar por películas insólitas. Es el caso de esta cinta sueca de Hanna Sköld que pasó por los festivales de Toronto y San Sebastián en 2015 para proponer un insólito cruce entre el cuento contemporáneo y el cine de animación a través de la perturbadora historia de una adolescente encerrada en una casa en el bosque junto a un padre que la somete a una férrea disciplina de trabajo, educación y aislamiento.
Si el tramo real del filme nos revela una dinámica padre-hija marcada por la severidad, la crueldad y la violencia, la escapatoria fabuladora a través de unas originales y austeras figuras animadas en stop-motion permiten a nuestra joven protagonista tomar el control del relato recreando la genealogía (maldita) de su saga, recuperando a su abuela, a su tía y a una madre ausente como figuras femeninas marcadas por los abusos, la locura y el deseo de una vida plena y emancipada lejos de los bosques.
Sköld no usa el recurso de la animación como mero paño caliente para su reiterativa y algo estancada historia real de sometimiento, pero consigue materializar al menos un poderoso vuelo poético sobre la realidad que revela el origen y los procesos internos de un núcleo familiar marcado por un destino trágico dictado por los hombres.
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