Cuatro volúmenes lleva ya la Guía del mal padre del canadiense Guy Delisle, cuatro divertidos tomos de pequeño formato que demuestran que el mero hecho de ser padre no convierte a nadie en modelo de conducta, ni en un ser responsable. Delisle ha demostrado de sobra su ambición en el medio con títulos tan laureados como Pyongyang, Crónicas birmanas o Crónicas de Jerusalén (premio a la mejor obra en el Salón Internacional del Cómic de Angoulême 2012), especie de reportajes literarios sobre viajes a zonas singulares y conflictivas. Aquí se entretiene con un desenfadado ejercicio de estilo, a base de historietas cortas, de muy pocas viñetas por página, en el que demuestra su capacidad para la síntesis gráfica y narrativa, apoyándose en una mayor simplificación de su línea. En pocas palabras, se nota que el dibujante se lo está pasando bien con la serie.
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