Su aroma, si los vientos son favorables, inunda a veces media calle Feria. Son los chicharrones que hacen en la carnicería de Javier Roiz en los puestos número 40 y 41 del mercado de abastos de la calle Feria, en el centro de Sevilla. A las 9 de la mañana sale ya desde las cocinas situadas en la primera planta del establecimiento la primera “perolá” de chicharrones y ya no paran hasta las tres de la tarde, unos 50 kilos hacen al día. Lo suyo es comprarlos cuando aún están calentitos. Están crujientes por fuera y jugosos por dentro. Son de los “entreveraos”, los que alternan la carne con el bendito tocino. Javier, que es ya la tercera generación de los Roiz dedicados a la carnicería y a los chicharrones, señala que los condimentan con ajo “castaño”, especias y un poquito de pimentón, todo escogido para que salgan a la perfección, rubitos y atractivos. El pedido mínimo, que sirven en cartucho de papel, es de tres euros. También los sirven a restaurantes como la bodega Morales o la Flor de Toranzo.

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