Blanco y negro | Crítica

Contra el pensamiento binario

  • Kevin Dutton anima a regresar al claroscuro y a los matices en su libro ‘Blanco y negro’

Proyección del primer filme íntegro en 3D (Paramount Theater, Hollywood, 1952).

Proyección del primer filme íntegro en 3D (Paramount Theater, Hollywood, 1952).

Poco sorprendente que un libro dedicado al pensamiento en blanco y negro incluya una porción significativa de páginas acerca de las diferencias entre colores. Resulta que, aparte de aquellos dos que marcan la distancia extrema entre luz y oscuridad, claridad y tinieblas, sólo el rojo y el verde son más o menos universales en todas las culturas, que el amarillo aparece en nuestros cerebros sólo luego del verde, y que el azul llega en último lugar, por no hablar de polizontes como el rosa o el naranja (el cual cuenta con una denominación propia sólo desde finales de la Edad Media, en que el fruto que lo identifica comenzó a difundirse por los mercados europeos). La primera lección es que, a pesar de la innegable prolijidad de tonos que contiene el arcoíris (y que explota a placer el código Pantone), nuestra percepción sólo es capaz de aislar hasta siete colores puros, condenando a toda la gama intermedia al purgatorio de lo superfluo o directamente inexistente. Y ello es porque la mente que nos constituye tiende a captar el universo en términos de nitidez absoluta, de pureza sin mácula, y a hacer encajar la diversidad de nuestras experiencias en perfectos moldes geométricos que dejan fuera aproximaciones o híbridos. Somos máquinas de pensar por categorías.

El tema de la polarización del pensamiento es algo que preocupa de largo a Kevin Dutton, eminencia de la psicología, tertuliano, profesor de universidad y periodista científico, aparte de asesor de estrellas de la política y el deporte, por cuanto tiene de riesgoso y ubicuo en el modo actual de encarar las cosas por parte de la opinión pública. Cualquier vistazo a las redes sociales, a la arena política, a los acontecimientos de los últimos años (vacunas y antivacunas, partidarios y detractores del Brexit, de Donald Trump, de la Constitución del 78) nos revelará que la existencia de matices, esas zonas de gris que forzosamente acompañan a todo sol y toda sombra, cada vez cuenta con menos adeptos, y que la gente prefiere con suicida alegría confiar todas sus convicciones a los extremos, contribuyendo a crear un mundo de picos en el que, a la larga, pocos se pueden mantener.

Portada del libro. Portada del libro.

Portada del libro.

La tesis de Dutton, que no deja de alertar de este estado de cosas y de llamarnos a resolverlo con un regreso al claroscuro, se basa en evidencias antropológicas. Según él, tres marcadores de origen animal determinan la mayoría de las respuestas instintivas sobre las que se asienta la conducta humana: lo uno o lo otro siempre es una transformación del dilema original entre combate o huida, de nosotros contra ellos o de bien contra mal. Un aparato de orientación que nos sirvió para sobrevivir como especie entre los peligros de toda índole que acechaban en las selvas del Cuaternario, pero que hoy en día ha de sucumbir ante la creciente complejidad de nuestras sociedades, estilos de vida y coloraturas morales. En resumen, pues, que el añejo blanco y negro del cine mudo debe dejar lugar a la exuberancia mucho más realista del tecnicolor.

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