Vida y obra de Leonard Bernstein | Crítica

Lenny y el ardor

  • En el centenario del nacimiento de Leonard Bernstein, Turner publica la biografía que el musicólogo Paul R. Laird acaba de editar en Estados Unidos

Bernstein en un ensayo en el Carnegie Hall en 1960

Bernstein en un ensayo en el Carnegie Hall en 1960 / Henri Cartier-Bresson / Magnum Photos

En el otoño de 1973, Leonard Bernstein impartió un ciclo de conferencias en la Universidad de Harvard. La última de ellas se titulaba como una famosa y enigmática obra de Charles Ives, La pregunta sin respuesta. Bernstein concluyó su charla con esta frase: "Lo que sé es que la respuesta es sí". Casi un resumen de la vida de este hombre extraordinario, que ante las más acuciantes disyuntivas de su existencia se respondió casi siempre: sí, hazlo. Sí a la música y a los estudios universitarios. Sí a la dirección orquestal y a la composición. Sí a Broadway y a la Academia. Sí al matrimonio y a las relaciones extramaritales. Sí a las grabaciones (en disco y en vídeo) y a la improvisación. Sí a Israel y a los liberales (de izquierda) americanos. Sí a la televisión y a la educación. Sí al trabajo extenuante y a la familia. Sí al lujo y a las causas sociales. Sí a la tonalidad y al serialismo. Sí al sexo con hombres y con mujeres. Sí a la religión y al psicoanálisis. Sí a la vida.

Descatalogada hace tiempo una obra de Peter Gradenwitz, escrita aún en vida del músico y que publicó en castellano Espasa Calpe, y a la espera de que alguna editorial se decida a traducir el exhaustivo trabajo de Humphrey Burton, original de 1994, este librito de Paul R. Laird, recién editado en Estados Unidos y que ahora presenta Turner, ofrece la única biografía del músico estadounidense que puede encontrarse ahora mismo en lengua española. Pese a la brevedad del trabajo, Laird no sólo sigue el periplo vital de Bernstein con detalle suficiente para conocer los principales sucesos de su vida, su forma de trabajar, sus relaciones personales y sus ideas acerca de la música y del mundo, sino que dedica un breve análisis a lo más granado del catálogo del Bernstein compositor y lo hace integrándolo con naturalidad en el relato biográfico.

Laird - Vida y obra de Leonard Bernstein Laird - Vida y obra de Leonard Bernstein

Laird - Vida y obra de Leonard Bernstein

En el año en que se cumplen los cien de su nacimiento, resulta difícil decidir si Leonard Bernstein (Lawrence, Massachusetts, 1918 - Nueva York, 1990) fue más director que compositor, si su música está más cercana a la tradición académica occidental o al universo popular americano, si fue más un showman televisivo que un pedagogo, si sus conferencias resultaban más enjundiosas en vivo que pasadas al papel de los libros… De toda su compleja personalidad hay sin embargo un rasgo que destaca por encima de los demás: la pasión.

Una pasión que podía llegar a la vehemencia, lo mismo en el podio que en su vida personal, impulsada en buena medida por el poder perturbador de su fuerte libido. El entorno judío en el que se crio ocasionó severas contradicciones íntimas a un Bernstein que se sabía homosexual, pero cuyo vínculo afectivo más estrecho fue el que mantuvo con su esposa y madre de sus tres hijos, Felicia Montealegre, lo que no le impidió tener innumerables amantes (casi todos masculinos), con algunos de los cuales mantuvo relaciones largas.

Seductor y magnético en las distancias cortas, hasta el punto de que Laird, que lo entrevistó en el invierno de 1982, reconoce que podía hacer sentir a su interlocutor como la persona más especial e importante del mundo, Bernstein mostraba su aspecto más fogoso en el gesto siempre enérgico y heterodoxo hasta lo desmañado con el que dirigía, lo que le causó no pocas censuras, entre ellas la muy significada de Harold C. Schonberg, célebre crítico del New York Times, el más hostil de sus rivales. Su capacidad para componer música prácticamente en cualquier estilo que se propusiera, para integrar en su obra elementos de tradiciones diversas, su eclecticismo ("todo compositor es en alguna medida ecléctico", le dijo personalmente a Laird) han afectado también a la valoración de su música. Curiosamente, Bernstein es sobre todo conocido por la versión cinematográfica del musical West Side Story, en la que su participación fue muy menor. Además de su variada obra de concierto (que incluye tres sinfonías, piezas de cámara, canciones…), dejó otros tres musicales, dos óperas, una opereta, tres ballets, variada música incidental, coreográfica, teatral y cinematográfica (La ley del silencio) y un inclasificable y fascinante híbrido como la Misa.

Laird lo comenta todo en un tono que, si no puede ocultar su admiración por el artista, resulta en general neutro, más expositivo que auténticamente valorativo. No elude contradicciones ni excusa comportamientos de dudosa ética, como su papel, nunca del todo aclarado, en el cese en 1957 como titular de la Filarmónica de Nueva York de Dmitri Mitrópoulos, junto a Kussevitzki su primer mentor importante, un cese que fue en buena medida ocasionado por la difusión de su condición homosexual, en un momento en el que Bernstein, que fue sin duda su amante, la ocultaba celosamente, un cese que además le permitió ocupar su puesto. En ese momento, Lenny también dijo sí.

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