Cultura

El genio efervescente

  • '¿Por qué no se suicida usted y otros escritos de juventud'. Enrique Jardiel Poncela. Ed. Enrique Gallud Jardiel. Prólogo Luis Alberto de Cuenca. Espuela de Plata. Sevilla, 2015. 192 páginas. 16 euros.

Se recogen aquí, seleccionados por Enrique Gallud Jardiel, algunos escritos de juventud de Jardiel Poncela publicados el semanario Buen Humor en la década de los 20. Luis Alberto de Cuenca, en un prólogo vindicativo, sabio y entusiasta, nos recuerda que Jardiel es uno de los cuatro y cinco grandes escritores del XX, y ello a pesar del ominoso marbete de humorista que gravita sobre el autor madrileño. Por motivos que desconocemos, el humorismo en España siempre se ha considerado un género subalterno, cuando no romo, ocasional y falto de finezza. Sin embargo, el humor de Jardiel, y de quienes compusieron con él el "27 del humor" (Tono, Mihura, López Rubio, Neville, Gómez de la Serna, etcétera), reside fundamentalmente en su carácter intelectual, en su patente vanguardismo y, en suma, en un brillante juego del lenguaje que dista mucho del deplorable oficio de gracioso.

En su día, las piezas ahora publicadas -breves piezas teatrales, junto a relatos y artículos- no fueron incluidas en sus obras completas, por propia voluntad del autor. A pesar de esta exclusión deliberada, el lector encontrará en todas ellas una prueba del humor raudo y zigzagueante de Jardiel, que en pocos años traería a las letras españolas un humorismo nuevo, cosmopolita, construido sobre la horma de una civilidad elegante y mecanizada. Dicho humorismo, fruto de la aguda conciencia del idioma que posee Jardiel, lo llevará a destacar en dos géneros o mecanismos de modernidad indudable: el absurdo y la parodia. Mediante el absurdo, Jardiel satiriza y deforma esa parte mostrenca del lenguaje, condensada en la frase hecha. Mediante la parodia, el talento de Jardiel usará las convenciones de cada género (el teatro, la novela, el relato, la poesía, el humorismo gráfico), como un vertiginoso y mordaz vehículo de la vanguardia.

El resultado, como el lector no ignora, es un humor de altísimo calibre; un humor efervescente y ligero como un champán, que no ignora, sin embargo, la amarga contundencia de la absenta.

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