Cultura

En el laberinto de Carcosa

  • En otro de sus volúmenes 'seriófilos', Errata Naturae propone una serie de piezas literarias y filosóficas, de Nietzsche a Lovecraft, de Bolaño a Bierce, para profundizar en el universo de 'True Detective'.

True Detective. Antología de lecturas no obligatorias. Varios autores. Introducción de Iván de los Ríos. Errata Naturae. Madrid, 2014. 392 páginas. 19,90 euros.

Creada por el escritor Nic Pizzolatto, producida por la HBO, dirigida íntegramente por un único realizador, Cary Fukunaga (Sin nombre, Jane Eyre), algo poco habitual en el formato serial, y protagonizada por el actor de moda, Matthew McConaughey, y Woody Harrelson, True Detective se ha aupado a la cima del voraz culto seriéfilo con sus ocho episodios cargados de atmósferas del gótico sureño (la serie se ambienta en la región de los pantanos de Lousiana), altas dosis de densidad malsana, personajes-límite (dos policías antagónicos reunidos en dos tiempos para resolver un crimen), reminiscencias filosófico-literarias más o menos explícitas, un cuidado diseño de producción (que incluye unos magníficos títulos de crédito a cargo de Patrick Clair, inspirados en el trabajo fotográfico de Richard Misrach, y una potente selección musical a cargo de T. Bone Burnett), una enrevesada, siniestra y obsesiva trama policial atravesada por lo sobrenatural y una puesta en escena sobresaliente que, como en el caso del ya famoso plano-secuencia que cierra el episodio 4, ha llevado un poco más allá de lo imaginable la clásica funcionalidad propia del género para generar más elogios y literatura crítica que cualquier otra serie de las últimas temporadas.

Parecía, por tanto, inevitable que la editorial Errata Naturae, que abrió el camino de la calidad y la perspectiva múltiple en este tipo de publicaciones sobre series con sus libros dedicados a The Wire, Los Soprano, Juego de Tronos, The Walking Dead o Breaking Bad, no acometiese la tarea de analizar a fondo y ubicar en una amplia trama de referencias cruzadas este nuevo hito de la Tercera Edad Dorada de la televisión norteamericana.

Pero para la ocasión, lejos de otras propuestas más cercanas al libro colectivo y multidisciplinar de grupo de investigación universitario, esta antología de textos originales y viejos relatos de primer nivel aspira más bien a situar a la serie de la HBO en un contexto literario y filosófico más amplio para ahondar bajo la superficie y descubrir filiaciones, algunas explicitadas por su propio autor, objeto de una amplia entrevista en la primera parte del libro, otras fruto de la mente en ebullición de Iván de los Ríos, autor de un completo ensayo introductorio y de las presentaciones de la antología de textos, entre las que se cuentan pensadores como Nietzsche, Ligotti o Schopenhauer y escritores de la mejor escuela weird norteamericana como H.P. Lovecraft (La llamada de Cthulhu), Ambrose Bierce (Un habitante de Carcosa), Robert W. Chambers (El signo amarillo), Laird Barron (Más oscuridad) o Dashiel Hammett (Ciudad de pesadilla), junto a otros como el chileno Roberto Bolaño (El policía de las ratas), padres más o menos reconocidos o confesos de figuras, tropos, conceptos-clave y lugares como El Rey Amarillo, Carcosa, los detectives salvajes, la frontera, el tiempo circular, la cosmología cuántica, la Teoría M o el horror cósmico sin los que no se entendería la verdadera dimensión metafísica de la primera temporada de este turbio y fascinante serial policiaco que prepara ya una segunda en nuevos paisajes y con nuevos protagonistas.

Dividido en dos grandes bloques, este ecléctico y heterodoxo volumen se acerca también a la investigación periodística de Ethan Brown sobre el caso real que inspiró la trama de la serie: el asesinato, nunca resuelto, de ocho prostitutas en una pequeña localidad del suroeste de Louisiana, apenas a 20 kilómetros de donde nació Pizzolatto, un caso que, como luego se reflejaría en la serie, desveló un complejo entramado de corrupción, sexo y drogas en pleno corazón de las instituciones, las fuerzas del orden y la sociedad más respetable del condado, crudo trasfondo real que la serie supo llevar al territorio del misterio, los relatos múltiples y una atmósfera densa, violenta, húmeda y malsana en la que la crónica criminal se impregna de elementos sobrenaturales que marcan aún más a fuego su identidad y su singularidad, sus variaciones sobre el policiaco tradicional, retomando en cierto modo, con ambientación sureña, el camino emprendido por David Lynch en la fundacional y referencial Twin Peaks.

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