Clara Sánchez. Escritora

"Esta novela no habla del nazismo, sino del enmascaramiento"

  • La autora vuelve con 'Cuando llega la luz', la secuela del 'thriller' psicológico que le valió el Premio Nadal.

Nada más comenzar esta entrevista, Clara Sánchez comenta que justo la noche anterior aterrizó en Sevilla de un vuelo proveniente de Milán. No es casual su visita al vecino país mediterráneo. Desde que Lo que esconde tu nombre llegase a las librerías italianas en 2011 -justo un año después de su publicación en España, donde por cierto, le valió el Premio Nadal- la novela no ha salido de las estanterías de los títulos más vendidos, algo de lo que la autora dice sentirse "tremendamente orgullosa" puesto que "la competencia en Italia es enorme, hay muy buena literatura y es un privilegio que mi libro se haya colado durante tanto tiempo entre los más vendidos". Y si los italianos quedaron cautivados con ese espeluznante relato en el que una mujer embarazada y un viejo superviviente de un campo de exterminio nazi se ven envueltos en un turbio asunto que hará que tengan que desenmascarar una hermandad de antiguos nazis que viven camuflados en la costera localidad de Denia, también han caído rendidos ante su secuela, Cuando llega la luz. Han pasado seis años desde que se publicase la primera parte. En la ficción sólo uno. Sandra y Julián siguen con sus vidas, cada uno por su parte. Ella ya ha dado a luz a su pequeño Janín e intenta poner todo su mundo en orden. Él pasa sus días en una residencia donde, casualmente, ha coincidido con el Carnicero de Mauthausen, quien antaño fuese su verdugo. Si en la primera novela lo principal era destapar las falsas apariencias de quienes un día trabajaron al servicio del Tercer Reich, ahora esa cuestión ha quedado al margen para acudir directamente al ajuste de cuentas. "Están en una situación en la que no hay cabida para el perdón. Julián, cada vez más mayor, entiende que su objetivo es hacer aquello de lo que la justicia no se ha encargado", explica la escritora sobre el veterano de sus protagonistas. "Por su parte, lo que le sucede a Sandra es tan grave que tiene que dejar a un lado toda consideración moral para salvar a alguien que para ella está por encima de todo lo demás", añade intentando no desvelar ningún detalle crucial de la trama, sólo dejando saber al lector que sus personajes "se verán involucrados en algo más grande, dándose cuenta de que en la primera parte sólo se dio a conocer la punta del iceberg".

El nazismo es, quizás, uno de los temas más recurrentes de la ficción, ya sea en formato de cine, series o literatura. Pero al ser preguntada sobre por qué decidió volver sobre este tema que quizás ya poco más tenga que aportar a nuevas líneas narrativas, Sánchez niega que sus novelas tengan que ver con el nazismo. "En mis libros hay unos nazis muy particulares que se han ocultado en nuestro territorio, sobre todo en las costas. Son atípicos porque son viejos, van en pantalón corto y se mezclan con grupos de jubilados". Defiende que su intención es mostrar una realidad con la que convivió durante algún tiempo y que le demostró cómo "detrás de una apariencia de bondad puede haber un infierno. Aquí no se habla del nazismo, sino del enmascaramiento". En cierta manera Sandra es un vago reflejo de una joven Clara Sánchez que, estando embarazada, se encontró viviendo en una comunidad donde antiguos generales que un día llevaron uniformes adornados con esvásticas, vivían anodinas vidas con total impunidad. "Sandra es la chica que me hubiese gustado ser. Es valiente y tiene mucho coraje, no sólo para enfrentarse a los peligrosos retos que le impone la vida, sino también porque es capaz de arriesgarse a estar sola simplemente por no ser complaciente con una pareja que no le llena. Esa valentía me parece tan heroica como la otra", sostiene la novelista, quien vio en aquella extraña experiencia personal la semilla para, años más tarde, publicar Lo que esconde tu nombre. El libro pronto consiguió la etiqueta de best seller, algo que no fue visto con buenos ojos por aquellos protagonistas en la sombra que habían servido, involuntariamente, de inspiración para una historia que dejaba al descubierto sus verdaderas identidades. Así, aquellos octogenarios y las personas de su alrededor comenzaron a mandar notas intimidatorias a la autora. "Recibir esas cartas fue muy sorprendente. Me confirmó la prepotencia con la que esta gente ha vivido", expresa Sánchez, a quien un lector le hizo caer en la cuenta de que lo que verdaderamente había molestado a aquellas personas fue que "siendo ya mayores y estando en los últimos años de sus vidas me metiese en su intimidad". En un principio, afectada por esta desagradable anécdota, prefirió dejar a un lado las vidas de Julián y Sandra. Sin embargo, pasado algún tiempo se dio cuenta de que era el momento de volver a darle forma a esos hilos que habían quedado sueltos. "Que pasasen algunos años entre una y otra me ayudó a crear una intriga más profunda, más psicológica y con más suspense. Ya la amenaza hacia Sandra y Julián no proviene de los viejos nazis, sino de su relevo generacional".

Ahora estos Sancho y Quijote, tal y como en alguna ocasión se ha referido a sus protagonistas porque dice "son dos personalidades muy diferentes que tienen que luchar contra molinos de viento, porque a veces no saben bien dónde está ni quién es el enemigo", tienen que reunir todas sus energías para hacer frente a un peligro común. Durante el último año ambos han madurado y en cierto sentido se han hecho más fuertes. Sin embargo, Sánchez sigue representándolos vulnerables, porque quiere que simbolicen "a dos seres humanos normales, desprotegidos. El héroe que exhibe su heroicidad seguramente lo hace porque está vendiendo algo. Pero ellos son personas anónimas que no han decidido sus circunstancias pero que asumen que tienen que enfrentarse a ellas".

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