Haciéndose esperar más de lo habitual aparecía Juan Ramón Muñiz en la sala de vestuarios con un gesto que no reflejaba intranquilidad y sí seguridad y asunción de la situación. Su primera reflexión era para no cargar toda la culpa en el error de Iban Cuadrado que supuso el segundo tanto del Almería: "No hay que individualizar, que en un minuto te hagan dos goles es difícil de superar en nuestra situación. Aun así, el equipo lo intentó en la segunda parte. Creo que nos faltó continuidad en el juego, íbamos a arreones".

Un pequeño sector de la afición mostró su disconformidad con el técnico pidiéndole que se fuera. Muñiz abogó por dar la cara para voltear la situación. "Esto es fútbol. Lo que intentamos es trabajar. Aquí, en esta situación, es donde se ve el carácter y la personalidad. Cuando las cosas van mal hay que sacar el carácter y levantarse", dijo el asturiano, que dice no pedir nada a la gente: "A la afición no se le puede pedir más. Está siempre con el equipo, ayudó en todo momento. Sería romper algo que aquí es primordial, no tengo nada que decirle ni reprocharle, simplemente esperar resultados para poder darles una alegría".

"Por supuesto que me siento respaldado. Desde que vine lo he comentado. Han puesto en mis manos un proyecto a un determinado tiempo y todavía ha transcurrido muy poco", aseguraba el preparador malaguista, quien daba la receta: "Intentaremos seguir en la línea de trabajo. Estoy tranquilo, con ganas y esperando a mañana para pensar en el siguiente partido. Con un buen resultado se arregla. Es lo que da confianza. Que la gente vea que el trabajo tiene recompensa. Hasta ahora esa recompensa no está llegando. Fue el partido que menos continuidad tuvo el equipo, más discontinuo el juego, las ocasiones".

Los dos goles tan seguidos fueron una losa insuperable: "Pienso que, mientras íbamos 0-0, había juego, llegadas al área y el equipo tenía presencia en campo contrario. Luego ellos tienen el acierto en una gran falta y después viene la losa que es el 0-2 en una jugada muy seguida al 0-1. Pero el equipo no tiró la toalla".