Semifinales · Holanda-Argentina

Argentina se impone entre el miedo

  • El temor a la derrota depara una segunda semifinal pobre al máximo. Holanda falló dos penaltis en la tanda y el pleno argentino le sitúa en la gran final ante Alemania, reedición de la cita por el título en 1990.

Argentina, 24 años después. Liderada por Messi y con el juego justito, la albiceleste está de nuevo en la final de un Mundial después de la perdida en 1990 ante Alemania. Los germanos serán, precisamente, los rivales del equipo suramericano, verdugo de una Holanda incapaz de meterle mano al entramado defensivo que planteó Sabella. En los penaltis, esta vez sin Krul, el héroe de cuartos, Holanda falló dos lanzamientos y el pleno argentino vale una final.

Los paralelismos de esta Argentina con aquella de Maradona en Italia son tremendos. El mejor jugador del mundo como capitán y líder supremo. Alrededor, un buen puñado de voluntariosos jugadores de nivel medio y alto y un planteamiento que de rácano parecería de la peor Italia. Unos penaltis en semifinales buscados desde mitad del segundo tiempo y un portero héroe después de haber sido cuestionado desde el anuncio mismo de la convocatoria. Alemania, como entonces, es el rival. De penalti, como avanzó Argentina (Yugoslavia en cuartos, Italia en semifinales), perdió la final tras los títulos del 78 y el 86. Eso sí, Maradona ya había sido superestrella de la Argentina campeona en México. Messi está ante su momento. El suyo. De nadie más porque esta Argentina depende tanto de él que si no es él, no será nadie.

Holanda, con la defensa del Mundial de 2018 y la delantera del Mundial de 2010, decidió que si Argentina no arriesgaba nada, tampoco ellos lo harían por mucho que llevaran el peso del encuentro. Con Robben muy tapado y Sneijder particularmente desacertado en los centros, Van Persie ni apareció y los defensas se convirtieron en los motores del equipo de Van Gaal. Poca cosa para llegar a una final.

Argentina perdía a Di María y su sustituto, Enzo Pérez, mostraba las manías de los entrenadores. Se perdía el nervio y la verticalidad del madridista pero se ganaba la elaboración del jugador del Benfica. Hasta la lesión del Fideo, no tenía sitio en una Argentina tiesa de elaboración. Cosas... Enfrente, otro tanto. Volvía De Jong muy lastrado físicamente y Van Gaal tuvo que quitarle a la hora de juego. Entró Clasie, inédito hasta ahora, y la circulación holandesa pasó a ser milimetrada. Cosas...

Con tanto miedo y tantas reservas, los porteros bien pudieron pillar una pulmonía. Con minutos y minutos sin intervenir, salvo Cillessen para las sucesivas cesiones de sus zagueros en un continuo volver a empezar del juego holandés, las ocasiones brillaron por su ausencia. De la exagerada exuberancia del Brasil-Alemania al bloqueo del Holanda-Argentina. Lo que se vió en Sao Paulo cabría en una sola jugada alemana la víspera en Belo Horizonte. La final será otra cosa, pero las credenciales son las que son.

Sabella, al menos, hizo cambios para intentar otra cosa, pero con convicción cero. Entraron Palacio y Agüero pero pareció salir Messi, inédito durante minutos y minutos. Indolente nunca, pero sin chispa y espectacularmente secado por el centro del campo holandés y en particular por el central Vlaar. Enfrente, Mascherano se convirtió en el mejor argentino, bloqueando a Robben continuamanete y con mil y una ayudas aquí y allá, erigido en el jefe, sin diminutivos. Jefazo.

Sin fútbol y sin ocasiones, el destino volvió a citarse con Robben. Demichelis, amonestado, no se atrevió a entrar al bulto y el potente extremo oranje se plantó ante Romero justo cuando el reloj alcanzaba el 90. Mascherano hizo de Casillas y la decisión por la vía rápida quedaba aplazada.

Las dos únicas ocasiones de una prórroga tan olvidable como los 90 minutos anteriores fueron de Argentina. Las más claras que tuvo la albiceleste. Palacio no resolvió un pase de Messi y Maxi tiró mal un centro desde la línea de fondo de la superestrella.

Argentina, mal compañero de viaje en una tanda de penaltis, reeditó las páginas más negras del fútbol holandés. Sin la opción de meter a Krul por dos cambios obligados más el razonable de Huntelaar para intentar evitar lo inevitable, Holanda se la jugaba con el portero que, pensaban en el cuerpo técnico, no debía ser la salvación. Para colmo, Vlaar comenzó fallando y Messi marcando. Romero detuvo también el tercero a Sneijder, Argentina no erró ninguno y, 24 años después, sirvió la opción de venganza ante Alemania. De Italia a Brasil, cuánto ha cambiado Alemania y qué poco parece haberlo hecho Argentina. Pero las finales son finales y...

Holanda 0: Jasper Cillessen; Kuyt, De Vrij, Vlaar, Martins Indi (Janmaat, 46'), Blind; Wijnaldum, De Jong (Clasie, 62'), Sneijder; Robben y Van Persie (Huntelaar, 96').

Argentina 0: Romero; Zabaleta, Demichelis, Garay, Rojo; Enzo Pérez (Palacio, 82'), Biglia, Mascherano, Lavezzi (Maxi Rodríguez, 101'); Messi e Higuaín (Agüero, 82').

Penaltis: 0-0: Vlaar, para Sergio Romero. 0-1: Leo Messi. 1-1: Arjen Robben. 1-2: Ezequiel Garay. 1-2: Wesley Sneijder, para Sergio Romero. 1-3: Sergio Argüero. 2-3: Kuyt. 2-4: Maxi Rodríguez.

Árbitro: Cuneyt Cakir (TUR). Amonestó a Martins Indi (44), a Huntelaar (105) por Holanda y a Demichelis (49) por Argentina

Incidencias: Semifinales del Mundial de Brasil disputadas en el estadio Arena Corinthians de Sao Paulo ante 63.287 espectadores.

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