Fútbol l Primera División

El Atlético no supera su depresión

  • Se mostró incapaz de superar a un Murcia que supo anular a su rival sin grandes esfuerzos y se le lesionó Agüero

El Atlético sigue aferrado a una grave depresión en su juego y en su ánimo y dio una clara muestra de ello al mostrarse incompetente para derrotar al Murcia, un conjunto menor que llegó a Madrid atosigado por su ubicación en la tabla, pero que supo a anular al rival sin hacer grandes esfuerzos.

El Murcia no está para muchas alegrías y no tardó ni un minuto en dejar sus cartas bien descubiertas, en transmitir sus intenciones, que no eran otras que intentar mantener a cero la puerta de Notario. Para el Atlético era un duelo idóneo para aliviar su declive, el que ha agarrado con fuerza en el mes de enero, pero su juego no invitó al optimismo.

El Atlético abusa en las últimas jornadas del esfuerzo extra que realiza Diego Forlán. El uruguayo se multiplica sobre el terreno de juego. Aún así, los locales se aprovecharon de la debilidad del rival y a fuego lento fueron creando ocasiones para marcar. Lo hizo Agüero en la primera mitad (minutos 21 y 42); Forlán anotó de cabeza pero su tanto fue anulado por fuera de juego (minuto 23) y Maxi Rodríguez pudo inaugurar el marcador de una bonita volea en el 42). Sin embargo, la opción más clara del primer acto fue para el Murcia, pero Goitom falló incomprensiblemente delante de Abbiati.

La segunda mitad comenzó con dos jugadas que marcaron el devenir del partido. En un minuto se pasó de un posible penalti a Agüero no pitado a otro claro de Fabiano Eller sobre Iván Alonso que transformó Jofre en el 0-1. Tras el tanto visitante, Aguirre sacó del terreno de juego a Eller, que lo abandonó entre silbidos, y dio entrada a Luis García, que fue el que devolvió las tablas al marcador de un bonito disparo con la pierna izquierda.

En el minuto 70, los nubarrones se cernieron todavía más sobre el Calderón tras lesionarse el Kun Agüero, que recibió un pisotón de De Coz en la parte trasera del pie y se vio obligado a dejar el césped. El encuentro llevaba ya mucho tiempo roto con el Atlético desesperado.

El Murcia convivía feliz en medio del desorden y sólo esperó a que corriesen los minutos para irse del Calderón con un buen resultado. Y lo logró ante la impotencia de un grupo enfermo, inmerso en una grave crisis y roto en la retaguardia y en la zona ancha. Y lo que es peor, con un horizonte desalentador, en el no se vislumbran rápidos remedios.

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