Paco Aurioles fue nombrado técnico del Instituto de Fertilidad Clínicas Rincón hace apenas una semana. Sin tiempo para desabrocharse la camisa y ponerse el chándal, el entrenador malagueño vuelve a un banquillo tras año y medio apartado de él ejerciendo como director deportivo del club malagueño. Las necesidades de última hora le brindan la oportunidad de volver a disfrutar entrenando.

"El rol que he tenido hasta hoy ha sido diferente y no he entrenado prácticamente en año y medio. Ha sido un trabajo completamente distinto. De todos modos, no ha sido difícil cambiar el chip. Me gusta la pista, entrenar y estar dentro del campo. Me siento cómodo y en esta ocasión ha sido en una casa en la que he estado trabajando muchos años, que conozco bien, y con jugadores que también conocía. No me ha costado nada", reflexiona Aurioles, al que se le ve suelto, como si el tiempo no hubiera pasado para él. El equipo que tiene entre manos, repleto de juventud, físico y mucho que aprender todavía, le hace tener que dar casi el doble en cada sesión de entrenamiento, con el objetivo de llegar hasta donde necesitan los chicos. "El básket es de jugadores más que nada. Esto es mi pasión, es muy bonito ser jugador, así que desde el banquillo intento disfrutar haciendo que otros jueguen", asegura.

La situación no es de urgencia extrema, pero sí es cierto que hace falta dar un paso al frente. Así les marca el técnico malagueño el camino a seguir a sus pupilos. "Tenemos un reto de 10 partidos. Ahí acaba mi reto. Me planteo que los jugadores que han tenido este tiempo una dinámica negativa intenten cambiarla y que el equipo consiga relacionarse mejor en el campo de manera continua. Sí es verdad que se ha relacionado muy bien en algunos partidos hace algunos meses, así que el reto de ahora es volver a aprender a relacionarnos como cuando ganábamos", remató.