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Cambio de favorito

  • El escenario del clásico varía con vistas a la Liga de Campeones y el Real Madrid es ahora el favorito · "Lo tenemos todo en contra", afirmó Guardiola con ironía

Diez días y dos clásicos después, el maratón de duelos entre Real Madrid y Barcelona estrena escenario y los actores se intercambian los papeles: ahora son los blancos los que están en la cresta de la ola de cara al doble enfrentamiento europeo, mientras que los azulgrana se visten de víctimas.

Ambos equipos entrenaron ayer suavemente para preparar la semifinal de la Liga de Campeones que empieza el miércoles en Madrid.

El triunfo en la final de la Copa del Rey ha revitalizado a los de José Mourinho, que el sábado comprobó que cuenta con dos nuevas y peligrosas armas con las que hacer daño a su rival: el argentino Gonzalo Higuaín y el brasileño Kaká.

Mientras, el arsenal del Barcelona es cada vez más limitado. Guardiola pone un ojo en la enfermería, que se llena de efectivos, mientras que con el otro trata de buscar soluciones para revitalizar el juego del equipo, trabado desde hace semanas.

Ayer se confirmó que el argentino Gabi Milito y el brasileño Maxwell serán duda para el miércoles. Si el lateral no se recupera y con las bajas seguras de Eric Abidal y Adriano, Guardiola tendría que improvisar un lateral izquierdo. Al menos, parece seguro el retorno del gran capitán, Puyol, y el argentino Mascherano ofrece al técnico múltiples soluciones.

El Real Madrid, rebosante de confianza, contará en el Santiago Bernabéu con la ausencia por sanción del defensa central portugués Ricardo Carvalho y por lesión del centrocampista alemán Khedira. A diferencia de a Guardiola, a Mourinho le sobran recambios, como demostraron los habituales suplentes en el triunfo del sábado por 3-6 ante el Valencia.

"Necesitamos a Kaká", dijo Mourinho, que cuenta ahora en ataque con el brasileño, con Higuaín, con Benzema, con Adebayor, con Özil, con Di María, con Cristiano Ronaldo... Aunque el tapón Pepe se antoja de nuevo tan decisivo en este duelo como los goleadores.

En Barcelona se consuelan con que David Villa acabara el sábado contra Osasuna con una racha de 11 partidos sin marcar. Tampoco Pedro brilla en los últimos partidos, por lo que ha crecido la Messidependencia. El argentino anotó su gol 50 en lo que va de temporada.

"Aceptamos el papel de favorito del Madrid, en eso hemos perdido", dijo Guardiola en un análisis en el que mezclaba la resignación con una fuerte carga de ironía dirigida a los elogios hacia el rival. Una frase casi idéntica a la que decía Mourinho hace diez días.

El técnico del Barcelona arrebató la iniciativa dialéctica al portugués y demostró que también sabe usar la ironía y el sarcasmo: aventuró que la hierba en el Bernabéu volverá a ser alta y que su homólogo estará contento si finalmente hay un árbitro portugués, como ya sucedió la temporada pasada en la misma instancia europea, donde el Inter de Mourinho eliminó al equipo azulgrana, que se sintió perjudicado en Milán.

"Lo tenemos todo en contra. Somos lo que somos y hay que hacerlo todo juntos en la dificultad. No vamos al Bernabéu en las mejores condiciones para jugar, pero anímicamente acudiremos con entusiasmo al encuentro", dijo Guardiola el sábado.

Poco antes, Mourinho hablaba en Valencia del buen fútbol de sus hombres.

Con la Copa en la vitrina del Real Madrid y la Liga muy próxima a la del Barcelona, los registros parecen ahora cambiados de cara al duelo europeo que desnivelará la balanza a favor de uno u otro. El tercero de los cuatro clásicos tendrá un escenario renovado.

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