Copa del rey

Clásico II, final y algo más

  • El Barcelona quiere confirmar su supremacía ante un Real Madrid que confía en la sorpresa a partir de reconocer su inferioridad. Los dos grandes del país monopolizan más que nunca el fútbol.

El fútbol español vivirá una esperadísima final de la Copa del Rey entre el Barcelona y el Real Madrid, el segundo clásico en cuatro días, con 90 minutos para definir un título... y algo más. Porque todavía quedarán dos clásicos más, el 27 de abril y el 3 de mayo, con la semifinal de la Liga de Campeones. Y cabe sospechar que lo que ocurra en la Copa puede tener una gran influencia para la cita europea.

Pero lo inmediato es la final, en el estadio valenciano de Mestalla, donde 50.000 localidades estarán llenas de color y pasión. Hace 21 años que Barcelona y Real Madrid no miden fuerzas en una final. Entonces ganó el equipo azulgrana por 2-0.

Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Si en aquellos tiempos el Real Madrid era el claro dominador en el fútbol español -cinco ligas seguidas, aunque a partir de ese momento el Barça encadenaría cuatro títulos ligueros-, ahora es el Barcelona el que asume el papel protagónico. Y más desde que llegó Guardiola al banquillo. El técnico todavía no conoce la derrota ante el Madrid, que se desespera intentado encontrar soluciones.

El Barcelona querrá asestar su enésimo golpe de autoridad sobre el Real Madrid, mientras éste trabajará para lograr un triunfo que le permita discutir el reinado azulgrana. El precedente es el partido del sábado por la Liga, finalizado con empate a uno, una cita que dejó por encima de todo un encendido debate sobre el planteamiento de Mourinho.

El conjunto blanco planeó un encuentro muy defensivo y hasta Alfredo di Stéfano reprochó el estilo. "El Barça fue el león y el Madrid fue el ratón", afirmó el presidente de honor del Real Madrid. Pero no parece que Mourinho sea demasiado permeable a las críticas -"hay que respetar a Di Stéfano, pero yo soy el entrenador y el que decide", ya que lo más probable es que repita su planteamiento conservador en la cita copera. Es decir, Pepe volvería a estar en la medular junto a Xabi Alonso y Khedira.

La propuesta de Mourinho podría ser incluso más radical, pues se especula con la posibilidad de que quite del equipo a Benzema para situar a Özil en la mediapunta y dejar a Cristiano Ronaldo como único delantero. Si se produce esa variante, los fotógrafos buscarán sitio para obtener la insólita imagen de un banquillo con tres delanteros de la categoría de Benzema, Higuaín y Adebayor.

Mientras, el Barcelona también anuncia que jugará a más o menos lo mismo que el sábado. Es decir, con un equipo que buscará la posesión y, si acaso, algo más de inspiración en sus delanteros, con Messi y Villa a la cabeza. "El Barcelona tiene unas virtudes que no tiene el Real Madrid y viceversa, y el que logre imponerlas ganará", resumió Guardiola ayer.

La gran duda es saber si Puyol será titular en el centro de la zaga tras retirarse el sábado con una sobrecarga muscular. Por si acaso, el argentino Mascherano está listo por si fuera necesario su concurso desde el inicio.

Lo que sí es seguro es que Pinto será el guardameta titular en detrimento de Víctor Valdés, como es norma en la Copa desde que Guardiola llegó al Barça. Así lo confirmó el técnico catalán. Guardiola sueña con agrandar esa leyenda que dice que gana cada final que disputa. Mientras, Mourinho desea conquistar su cuarta Copa en un cuarto país. Antes lo hizo con el Oporto, el Chelsea y el Inter.

Más de 2.500 policías (uno por cada 20 hinchas) trabajarán por la seguridad de un partido que promete congelar al mundo del fútbol durante 90 minutos, o más, si hay prórroga. El Barcelona buscará su vigésimo sexto título de Copa, mientras que el Real Madrid persigue ganar el decimoctavo de su historia y poner fin a una larga sequía de 17 años sin ganarlo. Y luego quedarán dos clásicos más para definir el finalista de la Liga de Campeones.

Así se vive la supremacía de Barça y Madrid en el fútbol español. Ahora, el equipo blanco tiene la oportunidad de discutir la hegemonía del azulgrana, mientras el planeta fútbol observa expectante.

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