unicaja

Cook: "Yo odio perder"

  • El base se reivindica con unos números enormes después de que fuera abucheado por la afición · "Aquello fue un 'shock', una alerta que no entendía, pero me hizo más fuerte"

El juego de Omar Cook no ha calado en la afición, en la prensa y en el entorno, pero sí en el seno del Unicaja. Hay casi unanimidad en las entrañas del club en considerarlo miembro de la superélite de bases que juegan en Europa. Se valoran sus cualidades y también su compromiso. "Si estuviera mejor rodeado, promediaría 10 asistencias por partido", se dice. Evidentemente, si sus prestaciones fueran las del pasado domingo ante el CB Granada con asiduidad, la percepción externa cambiaría.

Pero aquel día mágico fue un accidente positivo, como el propio Cook reconoce. "Fue sólo un partido, intenté dar al equipo lo que necesitaba. Tuvimos un par de ausencias de última hora y había que ser agresivos. Y sí, entran los tiros y coges confianza. Pero no sólo fueron mis puntos, también el esfuerzo colectivo de todos", se quita importancia el neoyorkino, más pasador que anotador por naturaleza, antes de marcharse al entrenamiento vespertino del equipo. Asegura que fue, de largo, su máxima anotación como jugador profesional (35 puntos), que desde los tiempos del instituto no se acercaba a esa cifra. "Pero entonces jugaba 40 minutos y el domingo, 26", admite.

Hay un antes y un después del 2 de diciembre, el día que durante el partido de Euroliga ante el Partizan el público abucheó notoriamente a Cook. En una muestra de personalidad que no es sencilla de encontrar, el base de pasaporte montenegrino ha doblado sus números en los partidos que ha jugado desde entonces: 15.1 puntos (extraordinarios 51.1% en triples, 79.1% en tiros de dos y 82.3% en libres) y 6.1 asistencias para una valoración media en estos ochos partidos de 19.3. Y un detalle importante, ha equilibrado el número de pérdidas y recuperaciones (1.6 por un duelo) en un jugador que arriesga bastante en el pase.

"Aquel día recibí una alerta, una llamada de atención, pero para mí fue un shock", relata Cook: "No entendía lo que pasaba, por qué me pitaban, estaba confuso, rabioso. Aquella noche llamé a mi madre y hablé muchas horas con mi mujer. No me había pasado nunca en mi vida, que mi público me silbara. Es difícil digerirlo. Hablé en el vestuario con mis compañeros y me dijeron que ya le había pasado a otros jugadores antes. Es su momento fue doloroso, muy doloroso. Pero creo que me hizo más fuerte". Las palabras de Cook suenan sinceras y reflexivas, pero el caso es que ha elevado sus cifras a cotas insospechadas. Cuestionado sobre si asumir más responsabilidad ofensiva ha sido una orden de Aíto o decisión propia por las necesidades del equipo, Cook dice que ha sido "una mezcla de ambas cosas. Las lesiones me han respetado y estoy en buena forma".

No se ha perdido ningún partido esta temporada el de Brooklyn, de los pocos a salvo de la plaga de lesiones que azota a la plantilla. "No hago nada especial. Trabajo personal, trabajo con el equipo. Todos los jugadores tenemos golpes. Duelen, pero hay que apretar los dientes. No jugaré nunca si puedo perjudicar al equipo, pero tiene que ser algo serio. Quizá sea duro por ser de Nueva York", bromea el base, que habl a del especial carácter de los jugadores de la Gran Manzana: "Aquello es dureza, un reto diario. En la pista y fuera. En Estados Unidos nos ven un poco diferentes, pero hay que ser competitivo. Si no estás bien, te mandan a tu casa. La ciudad te enseña a ser un competidor. Yo lo soy, porque odio perder. Es de las peores sensaciones en la vida. Por eso juego mejor o peor, pero siempre duro".

También Nueva York, pero del Bronx, es Shammond Williams, que goza del máximo respeto de Omar Cook: "Hablamos mucho. Es un tipo que nos puede dar lecciones a todos, pero es humilde. Él ha jugado la Final Four de la Euroliga y play offs en la NBA. Su llegada fue buena para mí y para todo el equipo, porque aporta una experiencia altísima para todos".

Cook es el mejor asistente de la ACB y el cuarto de la Euroliga (tras Papaloukas, McIntyre y Bojan Popovic). "Las estadísticas están bien, pero no las mira mucho", dice Cook, que siempre piensa en el equipo, como le alaban los técnicos y la dirección deportiva. "No sé qué piensan ellos de mí, sinceramente", dice el base con pasaporte montenegrino, que espera que el equipo dé un salto en Vitoria: "Si jugamos tan concentrados como ante el CB Granada podemos ganarle al mejor equipo de Europa. Pero ya sabemos también que podemos perder ante el peor equipo. Nunca le he podido ganar al Caja Laboral y tengo ganas. Todos las tenemos. Pero sabemos que vamos a una pista muy complicada en la que no es fácil ganar, ante un rival muy fuerte, uno de los mejores de Europa".

"La clave es la defensa", recuerda Cook, que señala, aparte de las lesiones, el progresivo acoplamiento de los nuevos como causa de la falta de resultados: "Es complicado asimilar la filosofía de Aíto. Son cosas nuevas, que a veces no te han pedido nunca antes. Hay que estar concentrados en cada minuto que estás en pista, darlo todo en pocos minutos. A mí me costó el año pasado. Y entonces éramos tres o cuatro nuevos. Este año hay seis. Y eso se nota. Pero cuando lo consigamos, seguro que iremos hacia arriba, entonces seremos más fuertes, porque nos conoceremos mejor unos a otros".

"La clave es la defensa", repite Cook: "En ataque tenemos que compartir la bola. No hay un Marcus [Haislip] al que le des la bola y puedas decir: 'Ahí tienes el balón y juégate el 1x1'. Pero tenemos otras características que nos pueden hacer más fuertes que el año pasado aún. Pero para eso tenemos que ser constantes mentalmente y jugar en equipo, siempre con la mente totalmente en la pista".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios