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Creer para ver

  • Con fe El Málaga desafía la lógica y el potencial del Real Madrid para revertir el 3-2 de la ida Extra La Rosaleda, convencida del milagro, meterá el primer gol de la noche

Por qué no, hoy la gente podría correr al quiosco a comprar el periódico y guardarlo como un incunable. Nunca el Málaga CF ganó al Real Madrid; con el premio de eliminar al campeón de Copa, su valor se dispararía. O bien en las tertulias se repetirá eso de "qué lástima el fallo de Sergio Sánchez en la ida", el mazazo psicológico del pasado martes imposible de rectificar hoy. Pase lo que pase, el punto de partida del Málaga es el de la fe. La tuvo en el Bernabéu, aunque luego le embistiera un tren. La tiene la afición, que ya al descanso del choque de ida habría retirado medio aforo de La Rosaleda. Creer es el principio, el fútbol y la magia de la Copa traerán champán o luto.

Sucede en estas ocasiones que los entrenadores imaginan el partido que necesitan, lo visualizan y lo intentan trabajar en los entrenamientos. El ideal del Málaga precisa de dos partidos. El primero, de protagonismo coral, hasta el descanso. En él sería recomendable la contención, mantener el marcador intacto. Y lo de no marcar también sería ventajoso. Así no se enfadaría el Real Madrid ni se pondría en alerta. Ya se sabe, y se ha sufrido de manera dolorosa, que los blancos sacan su fútbol más arrebatador cuando les pica el tábano. De llegar al intermedio a cero, Mourinho pasaría de limpiar la basura a la duda lógica: ¿salir a atacar luego? ¿guardar las naves?

El segundo partido entraría en escena en el tramo final. Ahí llegaría el Málaga con la misma misión del principio, marcar un tanto, a la espera de opositores a héroes de la noche. Ya ante un Madrid más desconcertado, sin menos tiempo para la épica que en la ida, aunque temible hasta el pitido final. Y con Martiricos ardiendo.

Y es que precisa de mucha sicología el cuadro de Manuel Pellegrini. El cansancio físico de estos días después de casi dos semanas de parón afectará o no en función de cómo discurra la noche. Málaga suspira por que no se gripen los pulmones de Toulalan, tótem para el esfuerzo requerido ante el campeón de Copa (toda la amenaza que él no filtre la tendrá que resolver Caballero). Sebas Fernández afilará sus garras y de Isco se esperará lo inesperable. Del Real Madrid, más que la tristeza de Cristiano, hecho que suele acrecentar su motivación, duele más que vuelva Sergio Ramos. Pero así tendría más mérito el primer Goliat blanco tumbado por el Málaga.

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